Filipinas: el Adviento comenzó con sangre, tras el atentado en una misa

  • 3 de diciembre, 2023
  • Marawi (Filipinas) (AICA)
Hubo al menos cuatro muertos y decenas de heridos en un gravísimo ataque contra un grupo de católicos, mientras se celebraba la Eucaristía en la Universidad de Mindanao.

El inicio del Adviento en Filipinas quedó marcado por la sangre de un grupo de cristianos, heridos y muertos durante la celebración de la Eucaristía. En un ataque gravísimo, 4 personas murieron y más de 40 resultaron heridas, a causa de una explosión que se produjo en el gimnasio de la Universidad Estatal de Mindanao, en Marawi, donde se celebraba una misa. 

Marawi es la capital de la provincia de Lanao del Sur, una de las incluidas en Bangsamoro, la región autónoma musulmana establecida oficialmente en 2019, a raíz de los acuerdos para poner fin a la larga guerra con las milicias musulmanas de Mindanao, la gran isla del sur de Filipinas donde la presencia islámica es más fuerte.

El ataque fue inmediatamente atribuido al grupo islamista local Daulah Islamiyah-Maute, que no acepta la solución de Bangsamoro y que en los últimos días vio morir a 11 de sus milicianos en una operación del ejército filipino. Al respecto, se informó que es probable que la explosión en el gimnasio de la Universidad Estatal de Mindanao, una de las universidades más grandes del país, haya sido provocada por una granada o una bomba rudimentaria.

"Profesaron su fe en la última misa a la que asistieron"
En un comunicado, el presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP), el obispo de Kalookan, Pablo Virgilio David, subrayó la concomitancia entre el ataque y el primer domingo de Adviento, que hoy celebra la Iglesia. 

Los autores, afirmó el obispo, "eligieron precisamente esta ocasión para hacer estallar una bomba". "Seguramente, los asesinos que provocaron un acto de violencia tan horrendo también tienen a sus seres queridos. ¿Qué haría falta para que vean en las familias de sus víctimas a sus propias familias? -dijo monseñor David-. Esta violencia no sólo debe ser denunciada, sino también rechazada, como una forma de buscar reparación por parte de cada filipino amante de la paz."

Recordando que el miércoles pasado, en muchos países del mundo, los católicos vivieron el "miércoles rojo", día que recuerda a los cristianos perseguidos, monseñor David añadió que estos fieles asesinados durante la misa en Marawi “derramaron su sangre como libación, como la sangre de Cristo. Profesaron su fe en la última misa a la que asistieron, especialmente en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna". 

Coincidiendo con la declaración de la universidad afectada -que afirma que "la violencia no tiene lugar en una sociedad civilizada"-, el presidente de los obispos filipinos reafirma "el compromiso incesante de la Iglesia católica filipina por la paz" y la solidaridad "con nuestros hermanos cristianos y con todos aquellos que han sido afectados por esta tragedia".

Con sus 200.000 habitantes, la gran mayoría de los cuales son musulmanes, Marawi es una ciudad donde las heridas de los cinco meses de guerra de 2017 siguen siendo profundas, cuando el Grupo Maute, grupo terrorista vinculado al Estado Islámico, asumió el control de la zona. 

Más de mil personas, entre ellas numerosos civiles, murieron durante las semanas de combates entre las milicias islamistas y el ejército filipino, que no logró recuperar el control hasta el 23 de octubre de 2017.

Ya en aquella ocasión, la comunidad cristiana local se encontró directamente en el punto de mira: el vicario general, padre Teresimo “Chito” Suganob, y numerosos feligreses de la catedral María Auxiliadora fueron tomados como rehenes y liberados sólo después de cuatro meses. Sin embargo, años después de aquellos acontecimientos, las promesas de reconstruir Marawi siguen en gran medida incumplidas: en esta ciudad todavía hay decenas de miles de personas que viven en refugios improvisados, instalados durante la emergencia.+