Mons. Lozano y la fiesta del Corpus Christi: 'Se quedó con nosotros'
- 22 de junio, 2025
- San Juan (AICA)
El arzobispo destacó la importancia de esta solemnidad y recordó: "El Cuerpo de Cristo no está solo en la hostia consagrada, sino también en cada hermano y hermana que encontramos en el camino".

Monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo, aseguró que cada año, la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo (Corpus Christi) es una invitación a "detenernos con asombro ante el don más grande que Jesús nos dejó: su presencia viva y real en la Eucaristía".
"No es sólo un símbolo o un rito repetido por costumbre. Es el mismo Jesús, Pan de Vida, que se parte para nosotros, que se nos da en alimento, que nos convoca a ser uno solo con Él y en Él", destacó y profundizó: "Al comulgar, no solo nos acercamos individualmente a Dios: también nos unimos entre nosotros como Iglesia, como un solo cuerpo animado por un solo Espíritu".
"En la Eucaristía se alimentan todos los carismas y ministerios: los catequistas, los voluntarios de Cáritas, los que acompañan en la oración, los miembros de los movimientos, los misioneros", sostuvo, y agregó: "Todos bebemos del mismo cáliz y comemos del mismo pan. Jesús no se da más a uno que a otro: se entrega entero a cada uno y a todos por igual".
Al reflexionar sobre el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y peces, subrayó: "El milagro no es solo una multiplicación material, sino una transformación del corazón: los discípulos aprenden a confiar, la multitud se siente cuidada y todos comen hasta saciarse".
"Participar del Cuerpo y la Sangre de Jesús es dejarnos modelar por su estilo. Es sabernos enviados a acoger, hablar y sanar como Él", enfatizó.
Monseñor Lozano puntualizó que "en la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Jesús, contemplemos el misterio de un Dios que se nos da por entero. Acerquémonos al altar con gratitud y fe, con hambre de vida y de comunión. Y salgamos al mundo como discípulos misioneros, dispuestos a seguir el camino de Jesús: acogiendo, anunciando y sanando".
"Porque el Pan que recibimos nos une, nos transforma y nos envía. Y porque el Cuerpo de Cristo no está solo en la hostia consagrada, sino también en cada hermano y hermana que encontramos en el camino", concluyó.+