Mons. García Cuerva en Corpus: 'En la mesa de Jesús hay lugar para todos'

  • 21 de junio, 2025
  • Buenos Aires (AICA)
En el Jubileo de la Iglesia en Buenos Aires, el arzobispo aseguró que hoy como ayer hay hambre de Dios, de solidaridad y de fraternidad. Por lo que animó a sostenerse en la esperanza unos y otros.

Ante una multitud de jóvenes y familias, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, presidió este sábado la misa del Corpus Christi desde el altar levantado en el atrio de la catedral porteña. La solemnidad se constituyó, además, en el Jubileo de la Iglesia en Buenos Aires y se enmarcó en el Jubileo de la Esperanza.

En su homilía, el arzobispo porteño recordó que "el Evangelio dice que Jesús devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser sanados" e invitó a pensar en aquella gente: "personas cansadas del camino de la vida, enfermos, heridos en el corazón por la tristeza y la angustia, frágiles, solos, cargando la culpa de sus pecados; pero, también, con ganas de estar cerca del Señor, de escuchar su Palabra, y de ser curados".

"El relato del Evangelio continúa diciendo 'Al caer la tarde'. Está oscureciendo, parece que también se están yendo las luces de la alegría, del entusiasmo, del compromiso", describió y agregó: "Con las tinieblas de la noche, avanzan las penumbras del individualismo y del sálvese quien pueda. Por eso los discípulos le piden a Jesús que despida a la multitud para que busque albergue y alimentos".

Monseñor García Cuerva consideró que "como aquella multitud, también en este momento hay muchos hermanos con hambre que la están pasando mal, y necesitan alimentos; pero todos también tenemos hambre de Dios". 


"Tenemos hambre de solidaridad capaz de abrir nuestros encierros y soledades", planteó y profundizó: "Tenemos hambre de fraternidad para que la indiferencia, el descrédito y la descalificación no llenen nuestras mesas y no tomen el primer puesto en nuestro hogar. Tenemos hambre de esperanza capaz de despertar la ternura y sensibilizar el corazón abriendo caminos de transformación y conversión".

"No es un detalle menor la oración que detalla que los discípulos los hicieron sentar a todos. En la mesa de Jesús hay lugar para todos, porque todos nos sentimos frágiles, todos estamos un poco heridos, todos somos pecadores necesitados de su misericordia", sostuvo.

El arzobispo insistió en afirmar: "En su mesa nos sentamos todos y nos animamos en la esperanza; nos animamos en el encuentro y en la fraternidad" y recordó: "El Papa dice que somos verdaderamente la Iglesia del Resucitado y los discípulos de Pentecostés sólo si entre nosotros no hay ni fronteras ni divisiones, si en la Iglesia sabemos dialogar y acogernos mutuamente integrando nuestras diferencias, si como Iglesia nos convertimos en un espacio acogedor y hospitalario para todos".

"Allí celebramos la Eucaristía que es la respuesta de Dios al hambre profundo del corazón humano, al hambre de vida verdadera; en Ella Cristo mismo está realmente en medio de nosotros para nutrirnos, consolarnos y sostenernos", aseveró.

Compartir y sostenerse en la esperanza
"Hoy como Iglesia en Buenos Aires, estamos reunidos en torno a la Mesa del Señor; venimos a alimentarnos de Él que es el Pan de vida; en su mesa compartimos la esperanza; y también nos sostenemos en la esperanza de los amigos, de los hermanos de la vida, con los cuales seguimos peregrinando", destacó.

"Porque la institución eucarística no es un gesto ritual, desligado de la vida, sino que es el signo que expresa lo que tenemos que practicar los cristianos: el amor en la solidaridad y el servicio humilde a los demás", subrayó.

Monseñor García Cuerva invitó a pedirle al Señor que "en tu mesa nos alimentes con tu Cuerpo y con tu Sangre porque te necesitamos mucho, y que volvamos a descubrir el sabor comunitario de celebrar unidos la misa en nuestras comunidades".


"Quisiera que hoy nos comprometamos, desde la mesa de la Eucaristía, a sostenernos en la esperanza unos a otros, impulsados a ser testigos de Jesús resucitado con mucha alegría; y a la vez, los invito a renovar el compromiso de ser peregrinos de esperanza para tantos hermanos que no dan más, que viven desalentados, sin fuerza y que ya bajaron los brazos", pidió.

"Por eso, seguirán resonando en nuestros corazones las palabras del Señor que hoy nos vuelve a pedir: Denles de comer ustedes mismos", concluyó.

Al término de la celebración eucarística, monseñor García Cuerva encabezó la procesión alrededor de Plaza de Mayo mientras  un grupo de seminaristas portaban la custodia con el Santísimo Sacramento. Luego el arzobispo porteño bendijo con Él a los fieles y renovó la consagración de la Ciudad y de la arquidiócesis a Nuestra Señora de Luján.+