Mons. Larregain: 'Dios nos busca primero, el Señor se deja encontrar'
- 18 de septiembre, 2025
- Empedrado (Corrientes) (AICA)
El arzobispo de Corrientes presidió la fiesta patronal del Señor Hallado en Empedrado, y recordó que "la Iglesia está llamada a ser casa de todos, espacio donde cada persona pueda 'hallarse'".

Con el lema "Hacia el bicentenario bajo la mirada del Señor Hallado", la comunidad de Empedrado, en Corrientes, celebró el 14 de septiembre la fiesta de la Exaltación de la Cruz, en el día patronal del Señor Hallado. La celebración religiosa se unió, además, a los festejos por el 199° aniversario de la fundación de la localidad.
El arzobispo de Corrientes, monseñor José Larregain, presidió la misa central en la parroquia, a cargo de los padres teatinos.
En su homilía, expresó: "Hoy la comunidad de Empedrado se viste de fiesta para honrar al Señor Hallado, signo de la presencia viva de Dios en medio de su pueblo. Ese Cristo que apareció en la sencillez y belleza de nuestra tierra correntina a orillas del Paraná sigue recordándonos que Dios no se aleja de su pueblo, sino que camina con él, se deja encontrar y se convierte en compañero de camino".
En este contexto, el prelado expresó que "Dios nos busca primero, el Señor se deja encontrar. No fuimos nosotros los que lo hallamos, sino Él quien se dejó encontrar".
Haciendo alusión a la parábola de la oveja perdida, señaló: "Jesús sale a buscarnos, se acerca a nuestra historia y nos muestra que somos amados y valiosos para Él. El Señor Hallado en Empedrado es un recordatorio de que Cristo está siempre cerca, incluso en los lugares más inesperados".
"En la cruz del Señor Hallado descubrimos que el dolor, la muerte, el sufrimiento no tienen la última palabra: el amor vence, la vida triunfa", consideró monseñor Larregain.
La fuerza de la piedad popular
"La devoción al Señor Hallado -añadió- nos muestra la fuerza de la piedad popular, donde el pueblo sencillo reconoce en esa cruz un refugio, una fuerza y una compañía. Esta fe nos enseña que Cristo sigue obrando milagros en lo cotidiano, que la esperanza florece en los corazones humildes".
Resaltó, a su vez, que "el Señor se dejó encontrar aquí, para recordarnos que también hoy quiere ser hallado en el hermano que sufre, el pobre, el enfermo, el privado de libertad, el joven que busca sentido, la familia que lucha por salir adelante. Como discípulos, estamos llamados a ser nosotros mismos 'Cristo hallado' para los demás: hacer presente su misericordia, ser rostro de su ternura, dar esperanza en medio de las pruebas".
Continuando con su reflexión, planteó que "la Iglesia está llamada a ser casa de todos, espacio donde cada persona pueda 'hallarse', sentirse acogida, valorada y amada. Como nos enseña San Pablo: 'Acojan al que es débil en la fe'".
Hallados en Jesús
En el marco del Año Jubilar, monseñor Larregain extendió una invitación pastoral: "Que todo aquel que llegue a nuestras comunidades -el pobre, el migrante, el enfermo, los tristes, el que busca sentido- pueda decir con el corazón: 'Sí pues, aquí me hallo, aquí me siento en casa, porque aquí está Cristo presente'. ¡Qué lindo es encontrarnos hallados en Jesús!"
"Que el Señor Hallado en Empedrado siga siendo para Corrientes y para toda la región y sus devotos una fuente de esperanza y unidad. Y que como María, la Madre que estuvo junto a la cruz, sepamos permanecer firmes en la fe y confiados en la victoria del amor de Dios. Que al regresar a nuestros hogares, llevemos en el corazón este mensaje: Cristo vive, camina con nosotros, y quiere ser hallado en cada rincón de nuestra vida", concluyó.
La imagen milagrosa que marcó un pueblo
La devoción al Señor Hallado de Empedrado, una ciudad costera de la provincia de Corrientes en el noreste argentino, tiene su origen en el hallazgo de una imagen de Cristo Crucificado en las ramas de un árbol.
Esta manifestación, que los pobladores interpretaron como milagrosa, dio lugar a una tradición que, con el tiempo, se transformó en una de las celebraciones más sentidas de la región.
Cada año, los fieles se acercan al santuario para agradecer, pedir favores o simplemente renovar su fe. La imagen no solo se convirtió en símbolo religioso, sino también en un pilar de identidad para toda la comunidad correntina.+