El Card. Rossi exhortó a 'despertar' ante la pobreza
- 30 de septiembre, 2025
- Córdoba (AICA)
El arzobispo de Córdoba llamó a "despertarse" ante la indiferencia social, exhortó a tender la mano al pobre y advirtió que "el cuidado de los más frágiles no es un acto de caridad, sino de justicia".

En una homilía marcada por una fuerte crítica a la indiferencia frente a la pobreza y una encendida defensa del compromiso cristiano con los más necesitados, el cardenal Ángel Rossi SJ, arzobispo de Córdoba, llamó a la comunidad a "despertarse" y revisar "nuestras actitudes de epulones", en referencia al pasaje evangélico del rico y Lázaro.
Durante su reflexión, el purpurado citó al autor Alejandro Pronzato y su libro Evangelios molestos, al afirmar: "Y ciertamente el de hoy es uno de ellos. Es molesto en el sentido de que chusan, que interpelan, que nos ponen frente a situaciones del corazón y opciones exigentes. Se podría sintetizar en un imperativo: despiértense. O despertémonos. Estamos a tiempo. Es una exhortación al amor a los pobres y a la responsabilidad que debemos tener respecto a ello".
Basándose en las lecturas del día, especialmente en el libro de Amós y el Evangelio de Lucas, el cardenal Rossi trazó un paralelismo entre los personajes bíblicos y las realidades sociales contemporáneas. "Amós era un criollito sencillo, diríamos así, que vino a advertir a los acomodados del reino del norte. No le creyeron. Veinte años después, todo se vino abajo. Yo digo siempre: como en el camino se habrán dicho unos a otros 'tenía razón aquel criollito, pero ya es tarde'", recordó.
Sobre la figura del "epulón", el rico sin nombre del evangelio, el cardenal explicó: "Epulón es un adjetivo, no merece un nombre propio. Es tan esclavo de sí mismo que no merece ser llamado. En cambio, Lázaro, que significa 'Dios ayuda', concentra en sí todas las pobrezas posibles. Lo único que posee es su nombre. El rico no es malo, pero su bienestar no le permite ver. Es un apoltronado, un asegurado que se va volviendo miope, termina siendo ciego".
El cardenal Rossi advirtió sobre una creciente indiferencia social y cuestionó la tergiversación del mensaje cristiano: "Hoy se escucha que cuando uno habla de los pobres o está lucrando con ellos o es comunista. Pero esta exigencia del servicio a los pobres no tiene su fuente en ninguna ideología: es exigencia cruda y clarita del Evangelio. El pobre es Cristo, decía San Alberto Hurtado".
El arzobispo aludió luego a las crisis actuales -la guerra, la pobreza estructural, y las consecuencias de la pandemia- para reflexionar sobre la necesidad de una solidaridad activa: "Tiende tu mano al pobre. Es un símbolo que recuerda la proximidad, la solidaridad, el amor. En estos tiempos vemos también manos que comercian muerte, desde el narcotráfico, la trata, o la venta de armas. Hay manos que tienden miseria, y hay manos que bendicen y cuidan".
El cardenal también se refirió a la realidad nacional y expresó: "Qué lindo hubiera sido que nuestros representantes se hubieran reunido para suavizar las penurias de los jubilados que tienen que optar por un remedio o comer; o para restablecer la atención digna a la discapacidad. Qué lindo hubiera sido. Hubiera sido lindo porque ese es el antídoto que tiende puentes en nuestras grietas. Nada nos une más que estas realidades".
A continuación, retomó palabras de San Alberto Hurtado: "No puede pretender llamarse cristiano quien cierra su corazón al prójimo. Se engaña quien acude con frecuencia al templo pero no va a las necesidades de los pobres. Se engaña quien piensa en el cielo pero olvida las miserias de la tierra".
El arzobispo concluyó con un llamado a la conversión personal y comunitaria: "Revisemos nuestras actitudes de epulones, que nos despertemos. La comodidad, incluso sin opulencia, trae olvido y tentación de indiferencia. Que el Señor nos conceda esta gracia, y que la Virgen, consuelo de los afligidos, nos acompañe".+