Paraguay: gran Encuentro Espiritual de los diáconos permanentes

  • 16 de octubre, 2025
  • Asunción (Paraguay) (AICA)
Organizado por la Coordinación Nacional del Diaconado Permanente de la Conferencia Episcopal Paraguaya reunió a unas 196 personas entre diáconos, esposas y estudiantes.

Los días 11 y 12 de octubre, se realizó en San Bernardino, diócesis de la Cordillera (Paraguay) el Gran Encuentro Espiritual de los Diáconos Permanentes del Paraguay, reunidos bajo el lema "El Señor encienda nuestra fe". Un total de 196 participantes -entre diáconos, esposas y estudiantes- renovaron el compromiso de servir con amor y entrega evangélica.

Estuvieron representadas las diócesis de Carapeguá, San Juan Bautista, San Lorenzo, Ciudad del Este, Coronel Oviedo, San Pedro, Caacupé, Caazapá, Villarrica, el Obispado castrense y la arquidiócesis de Asunción.

Organizado por la Coordinación Nacional del Diaconado Permanente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), el encuentro tuvo lugar en el Salón Auditorio de la Municipalidad de San Bernardino.

Entre los temas de reflexión, los diáconos permanentes paraguayos escucharon las siguientes exposiciones: El Jubileo en las Sagradas Escrituras (Hna. Wilma Mancuello); El ministerio del diácono en la liturgia papal (Fray Wilber Mendoza CMSJ y P. Hugo Maidana SJ); Buena Fama, Sabiduría y Espíritu Santo en el diácono permanente (Pbro. Aldo Freddy Bernal); Confesión, misa y adoración al Santísimo (Pbro. Leonardo Therzagui); La doble sacramentalidad del diácono permanente (Mons. Vincenzo Turturro, nuncio apostólico); La esposa del diácono permanente (Osval Borba y Julia Segovia, Ignacio Medina y Andrea Ortigoza)

La misa de clausura fue presidida por el cardenal Adalberto Martínez Flores, arzobispo de Asunción, y concelebrada por monseñor Pedro Collar Noguera, obispo responsable del Diaconado Permanente de la CEP.

Servir con amor y renovar su vocación
En su homilía, guiado por el pasaje del evangelio "He venido a traer fuego sobre la tierra", el arzobispo paraguayo instó a los diáconos a mantener viva la llama del amor cristiano en medio de las dificultades del tiempo presente. "El Señor nos convoca para avivar el fuego del servicio, reavivar el ardor de la caridad y fortalecer nuestra fe diaconal", señaló.

Recordando la curación de los diez leprosos, el purpurado aseguró que Jesús no discrimina, sino que acoge a los marginados y se acerca con compasión al sufrimiento humano. "El Hijo de Dios no teme tocar nuestras llagas, porque su grandeza se revela en el amor que se hace misericordia", observó.


En su reflexión, mencionó que el ministerio diaconal es un don del Espíritu Santo para la Iglesia y que su tarea no está en ocupar funciones, sino en reflejar el rostro de Cristo Servidor. "El diácono está llamado a reconocer en cada herida del pueblo el rostro mismo del Señor", apuntó.

En este mismo sentido, hizo memoria de las palabras del papa León XIV en la exhortación Dilexi te, en continuidad con Dilexit nos del Papa Francisco, observando que el amor de Dios se hace concreto cuando se traduce en opción por los más vulnerables y los heridos en su dignidad.

"El ministerio del diácono no puede cerrarse sobre sí mismo -aseguró el cardenal-, sino abrirse con ternura a quienes viven en las periferias de la vida, donde el dolor clama por consuelo y esperanza".

El arzobispo de Asunción exhortó a los diáconos a ofrecer su servicio pastoral con mirada compasiva y corazón disponible, resaltando que quien sirve con amor "nunca está solo, porque Dios camina a su lado". Los instó a vivir su vocación con humildad, cercanía y alegría, "como servidores del altar y del pueblo de Dios".

Al concluir su reflexión, confió a todos los diáconos a la intercesión de la Virgen del Pilar, pidiendo que los sostenga en su entrega cotidiana y bendiga a sus familias.+