La usura 'corrompe el corazón humano' y esclaviza a los pobres, alertó el Papa
- 18 de octubre, 2025
- Ciudad del Vaticano (AICA)
León XIV condenó la usura como "un pecado grave" y pidió un compromiso renovado con la justicia y la misericordia, como un signo de esperanza en el Año Jubilar.

El Santo Padre León XIV denunció este sábado la práctica de la usura como un "pecado grave" que destruye vidas, familias y sociedades, calificándola de "corrupción del corazón humano" que explota a los vulnerables y socava la dignidad humana.
Al dirigirse a los miembros del Consejo Nacional Antiusura de Italia, el pontífice les agradeció sus treinta años de compromiso con la asistencia a las víctimas de la usura y la promoción de prácticas económicas éticas, y advirtió que la usura, tanto a nivel individual como global, "sigue siendo una herida dolorosa y antigua" que sigue afligiendo a los pobres y marginados.
La usura no es meramente una cuestión contable
"El fenómeno de la usura -dijo el Papa- muestra la corrupción del corazón humano". Citando al profeta Isaías, recordó que la Escritura condena la explotación y llama a los creyentes a "romper las cadenas de la injusticia y liberar a los oprimidos".
"¡Qué lejos de Dios está la actitud de quienes oprimen a las personas hasta convertirlas en esclavas!", exclamó el Papa. "La usura no es solo una cuestión de contabilidad; es un pecado grave que puede destruir familias, consumir la mente y el corazón, e incluso llevar a las personas a la desesperación o al suicidio".
Advirtió que la usura a menudo se disfraza de ayuda ofrecida a quienes atraviesan dificultades económicas, pero pronto "se revela como lo que es: una carga asfixiante". Las consecuencias, dijo, recaen especialmente sobre "aquellos que ya son frágiles, como las víctimas de la ludopatía o las familias que enfrentan emergencias médicas o financieras".
Pueblos enteros pueden ser esclavizados
El papa León XIV extendió su advertencia más allá de los casos individuales, condenando "los sistemas financieros usureros que pueden poner de rodillas a pueblos enteros".
Citando el Catecismo de la Iglesia Católica, recordó a los oyentes que quienes, en el comercio, se involucran en prácticas usurarias y mercantiles que causan hambre y muerte entre sus hermanos en la humanidad. Tales acciones, dijo, crean estructuras de pecado y conllevan una grave responsabilidad.
Preguntó con insistencia: "¿Acaso los menos afortunados no son seres humanos? ¿Acaso los débiles no comparten nuestra misma dignidad? ¿Acaso quienes nacen con menos oportunidades valen menos como seres humanos, destinados simplemente a sobrevivir?"
"Nuestra respuesta a estas preguntas -afirmó el Papa- determina el valor de nuestras sociedades y nuestro futuro. O recuperamos nuestra dignidad moral y espiritual, o caemos en un pozo de inmundicia".
Una misión arraigada en la misericordia
Agradeciendo al Consejo Antiusura por su continuo servicio, León XIV describió su trabajo como un "signo de esperanza" en este Año Santo, plenamente alineado con el espíritu del Jubileo de la Misericordia.
Reflexionando sobre el relato evangélico de Zaqueo, el Papa afirmó que la conversión, como la del publicano, es posible cuando uno se encuentra con el amor gratuito de Cristo. "Cuando el lucro se convierte en nuestro objetivo", dijo, "los demás pierden su prestigio y se convierten en objetos de explotación. Y al final, también nosotros nos perdemos a nosotros mismos y a nuestras almas".
"La conversión de quienes cometen usura", añadió, "es tan importante como nuestra cercanía a quienes sufren a causa de ella".
Al concluir su discurso, el Sucesor de Pedro animó a cuantos trabajan en la lucha contra la usura a perseverar con valentía y unidad, apoyados por los pastores de la Iglesia e inspirados por el Evangelio.+