Mons. Ojea: 'Dios busca el corazón del hombre'
- 11 de noviembre, 2025
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
En la fiesta de la dedicación de la basílica de San Juan de Letrán, el obispo emérito de San Isidro recordó que el verdadero culto a Dios nace del corazón y no de prácticas externas o intereses.
Con motivo de la fiesta de la dedicación de la basílica de San Juan de Letrán, monseñor Oscar Ojea, obispo emérito de San Isidro, compartió su reflexión pastoral dominical centrada en el Evangelio de San Juan y en el sentido del verdadero culto a Dios.
"Celebramos hoy la fiesta de la dedicación de la basílica de San Juan de Letrán, la antigua sede de los papas. Por eso, la lectura de hoy tiene que ver con la relación entre Jesús y el templo", introdujo el prelado.
Al comentar el pasaje evangélico en el que Jesús expulsa a los mercaderes del templo, monseñor Ojea subrayó que "el Señor es durísimo con esta práctica de mezclar el comercio con la fe, el comercio con el culto a Dios".
Explicó que, en tiempos de Jesús, el templo se había convertido en un lugar donde se realizaban negocios con los animales destinados a los sacrificios, lo que transformaba el culto en una transacción comercial.
Una razón más profunda
Sin embargo, el obispo advirtió que "hay una razón más profunda todavía" detrás del gesto de Jesús: "El culto que trae Jesús se opone terminantemente a toda forma de manejar a Dios, de creer que podemos seducirlo o atraerlo mediante ofrendas materiales".
Ojea recordó que el Señor inaugura un modo nuevo de relación con Dios, en el que la adoración "viene del corazón" y los fieles son llamados a ofrecer su propia vida como sacrificio espiritual. Citando el diálogo de Jesús con la samaritana, señaló que "los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad", expresión que resume el sentido del culto cristiano.
"Cada bautizado tiene un sacerdocio propio -expresó-, y está capacitado para ofrecer a Dios su corazón. Desde ese corazón que ama, que lucha y que espera, se expresa el verdadero culto al Señor."
Finalmente, monseñor Ojea invitó a los fieles a pedir la gracia de mantener la pureza del corazón en la relación con Dios: "Pidámosle al Señor poder ser fieles a esto que es lo único que agrada al Señor y no mezclar el culto a Dios con otros intereses. Dios busca el corazón del hombre, y el corazón es un altar del amor; desde ese altar se realiza el verdadero sacrificio, unidos en el templo que es el cuerpo de Cristo".+