Cien toneladas de ayuda para La Plata, desde la Catedral porteña

  • 5 de abril, 2013
  • Buenos Aires (AICA)
En sólo dos días salieron de la Catedral de Buenos Aires doce grandes camiones para CARITAS del Arzobispado de La Plata, con unas cien toneladas de ayuda para los damnificados por el terrible temporal que afectó a esa ciudad y sus alrededores. A las 16.30 del viernes 5 de abril salía el camión número 12, al tiempo que otros dos estaban siendo cargados por una gran cantidad de animosos voluntarios, entre los que se destacaban jóvenes scouts con sus uniformes. Conmovía ver la respuesta de la gente a la convocatoria de la Red Solidaria que, coordinada por Juan Carr, comenzó a recibir ayuda allí el miércoles 3 al mediodía.
En sólo dos días salieron de la Catedral de Buenos Aires doce grandes camiones para CARITAS del Arzobispado de La Plata, con unas cien toneladas de ayuda para los damnificados por el terrible temporal que afectó a esa ciudad y sus alrededores. A las 16.30 del viernes 5 de abril salía el camión número 12, al tiempo que otros dos estaban siendo cargados por una gran cantidad de animosos voluntarios, entre los que se destacaban jóvenes scouts con sus uniformes. Conmovía ver la respuesta de la gente a la convocatoria de la Red Solidaria que, coordinada por Juan Carr, comenzó a recibir ayuda allí el miércoles 3 al mediodía. Altas pilas de colchones, innumerables botellas de agua mineral, bolsas con ropa, frazadas, alimentos, artículos de limpieza, desbordaban el atrio de la Catedral, con un incesante trabajo de los voluntarios para ordenar lo que seguían trayendo personas de diversos orígenes, edades y condiciones sociales. Mientras salía un camión, a un costado de las vallas, Walter Bo, propietario de la firma de transportes Puerto Nuevo, estimó en más de cien toneladas los envíos que ya habían partido hacia La Plata. ¿A dónde iban? A la sede de Caritas de La Plata, que coordinaba la distribución, al seminario mayor de esa ciudad y algunas parroquias de esa zona. Él aportó camiones de su empresa y consiguió otros camiones de colegas amigos. La gigantesca y rápida movilización de muchas personas hasta llegó a ser destacada por Radio Vaticana. "No lo podía creer", dijo, emocionado, al ver la repercusión de esta noticia Eduardo Alemán, colaborador de la Red Solidaria, que muchas veces participó con Bo en la distribución de ayuda a gente necesitada. Por el borde de la Plaza de Mayo, dos personas, de unos cuarenta años, se acercaban llevando sobre sus cabezas un colchón. Rudolf, un ciudadano alemán que no hablaba del todo bien el castellano, ayudaba a llevar el colchón a su amiga Adriana, porteña, que lo donaba, caminando casi diez cuadras. ¿De dónde lo traían? De la casa de Adriana. "Lo usaba cuando venía gente invitada, pero hay quienes lo necesitan más", dijo Adriana. Keila, de 17 años, estudiante en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), traía una bolsa transparente llena de sandalias de plástico. Dijo que las producen en una fábrica donde trabaja su mamá. Micaela y Melina, dos jóvenes empleadas de la Jefatura de Gabinete de la Presidencia de la Nación, traían cajas con yerba, galletitas, azúcar. No era que estuvieran cumpliendo un encargo oficial; traían lo que habían reunido con sus compañeros de trabajo. También las escalinatas de la Catedral de La Plata estaban atiborradas de elementos de ayuda solidaria para los que más sufrieron la catástrofe en esa ciudad. En la Catedral de Buenos Aires, algunos periodistas le preguntaron a una señora por qué había elegido a la Iglesia para acercar su colaboración. "Si viene acá, a la iglesia, sabemos a dónde va", contestó. (Jorge Rouillon)