Viernes 29 de marzo de 2024

Card. Poli: "La Virgen de Luján siempre estará a nuestro lado"

  • 8 de mayo, 2020
  • Buenos Aires (AICA)
En la solemnidad de Nuestra Señora de Luján, patrona del pueblo argentino
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El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, presidió el 8 de mayo una misa a puertas cerradas en la catedral metropolitana en honor de Nuestra Señora de Luján, patrona del pueblo argentino, en el día de su solemnidad.



En su homilía, el cardenal destacó que “la celebración de la solemnidad de Nuestra Madre de Luján nos trae un motivo de alegría y de esperanza”. Retomando el texto del Evangelio de San Juan, se trasladó al momento de la crucifixión de Jesús. “¿Qué pasa en la pasión?”, planteó.



“Sobre el cuerpo de Jesús se ha desatado toda la violencia del mundo. Y él, como manso cordero, recibe todos los agravios y los transforma en amor. Y en ese contexto amoroso aparece su Madre, cumpliendo la profecía del que le dijo que una espada le iba a atravesar su corazón. La Madre, nuestra Señora, en ese momento siente un gran dolor en su corazón. Ahí está acompañada por algunas mujeres, al pie de la cruz. Ese momento nos habla mucho del amor de Dios, porque las pocas palabras que dice Jesús en la cruz constituyen un testamento de amor: el Hijo se dirige a su Madre y le dice ‘Madre, ahí tienes a tu hijo’. Frente a ella estaba el discípulo amado, que no tiene nombre, acaso para que pongamos nuestros nombres en él. Él nos representa a todos”, relató.



“‘Ahí tienes a tu hijo’. Con estas palabras, Jesús le encarga una misión a la Madre: cuidar con amor maternal a todos los redimidos por el sacrificio de Jesús en la cruz. Y al discípulo, Jesús le dice: ‘Ahí tienes a tu Madre’. Entonces, a la condición de discípulo ahora se le suma el ser hermano de Jesús, de la gran familia de Jesús, cuya madre es María”, señaló.



“Ya este texto nos coloca en una historia de salvación donde la Virgen cumple su misión. La Virgen, asunta al Cielo en alma y cuerpo, continuamente, bajo signos y milagros, y su presencia amorosa, va como dando en la historia de la salvación, en la historia del mundo, un signo de esperanza”, afirmó el purpurado. “Ella es la aurora de la evangelización, y como estrella también primera de esa aurora de la evangelización, la Virgen siempre visita a sus creyentes”.



“Y eso se produjo entre nosotros: Cuando celebramos esta fiesta hermosa de la Virgen de Luján, recordamos su presencia. Todos saben y conocen la historia de la Virgen de Luján. La diócesis de Buenos Aires, de la Santísima Trinidad de Buenos Aires, está cumpliendo 400 años. Eso ocurría en 1620, y diez años después, se produce un signo en plena pampa india: las carretas, dos bultos que había encargado un hacendado de Córdoba para llevar a una capilla de Santiago del Estero… Los bueyes, que en su primera parada no quieren levantarse, no quieren tirar de la carreta… Un negro, no sin inspiración divina, que estaba presente en ese momento, el Negro Manuel, indicó que tenían que bajar los cajones, uno y otro, y ahí se produce el signo”, relató.



“Todos los que estaban presentes vieron un signo del cielo, apareció una imagen del bulto de la Inmaculada Concepción, y porque este signo se dio a orillas del río Luján, tomó su nombre. Ese es el signo, pero el milagro de la Virgen se extiende a través de todos los tiempos en estos 400 años”, advirtió.



“El milagro de la Virgen es su atracción amorosa. Ella tomó muy en serio lo que, al pie de la cruz, le encargó su hijo amado. Ella atrae a su santuario a millones y millones de personas por año. Miles de chicos por año reciben el bautismo, hijos e hijas de Dios. Los muros del bello templo de Luján, donde todos nos sentimos como en casa, hablan de silenciosos corazones, de historias de conversión, de cambios de vida, de reconciliación”.



“Dicen las antiguas crónicas que el Negro Manuel, en su antigua ermita, la cuidó durante 40 años, y todo lo que hacía el Negro era cuidar la imagen, ponerle unas velitas, flores del campo, y especialmente contar las glorias de María”, recordó el cardenal Poli. “Él fue testigo de su aparición, él fue testigo privilegiado del momento en que la Virgen quiso quedarse entre nosotros. Y en cierta oportunidad, el Negro reparó que algunas noches la Virgen faltaba del nicho, de su ermita muy humilde, y por la mañana ya la encontraba en él, pero con el manto lleno de abrojos, de cardillos, y mucho polvo del camino, y también algún barro”.



“En estas ocasiones, con su habitual candidez, el Negro le decía a la Virgen: ‘Señora mía, ¿Qué necesidad tenéis vos de salir de casa para remediar cualquier necesidad, siendo como sois, tan poderosa?’ Y el Negro seguía preguntándole: ‘¿Y cómo sois tan amiga de los pecadores, que salís en busca de ellos, cuando ves que te tratan tan mal?’”, señaló.



“La Virgen no responde. Porque parte del milagro de la Virgen de Luján es que no habla, atrae con su amor. Ella es refugio de pecadores. A través de ella, Dios nos da las gracias que necesitamos para seguir caminando. Amiga de los humildes, ella es la que hizo presente la historia de la misericordia de Dios entre nosotros. Ella alabó a Dios por su misericordia, que se da entre nosotros de generación en generación. Esta es la Virgen de Luján, esta es la imagen que nos acompaña en nuestra historia, y que con su corazón de Madre, en este momento está muy cerca de los que sufren la pandemia, de los infectados, de los que han perdido seres queridos, para alcanzarles el consuelo de la fe, pero especialmente para que todos los argentinos tengamos un signo de esperanza. Ella camina con nosotros, es la mujer de pies descalzos, es peregrina entre nosotros. La Virgen de Luján siempre estará a nuestro lado. La tenemos que invocar, no la dejemos fuera de nuestra esperanza. Ella es el motivo de nuestra esperanza. Ella es la que nos dice que Dios cumple sus promesas, que nunca nos defrauda”.



“Que la Madre siempre esté en nuestro corazón, que no se vaya de nuestras casas. Hagamos como aquel discípulo amado que se la llevó a su casa, a sus cosas, a su vida”, animó. “Ella es Señora de las cosas cotidianas y sabe muy bien lo que necesitamos”, concluyó.+