Viernes 29 de marzo de 2024

El Card. Parolin celebró la misa de acción de gracias por la canonización de la Madre Teresa

  • 5 de septiembre, 2016
  • Ciudad del Vaticano
"¡Cuántos motivos tenemos para estar profundamente agradecidos al Señor!", exclamó el secretario de estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, al celebrar, en la mañana de hoy, la misa de acción de gracias por la canonización de la Madre Teresa de Calcuta. "Le damos gracias por el heroico testimonio de fe de los santos con el cual Él hace siempre fecunda su Iglesia y nos da a nosotros, sus hijos, un signo seguro de su amor", expresó ante los miles de fieles que colmaban la plaza de San Pedro.
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"¡Cuántos motivos tenemos para estar profundamente agradecidos al Señor!", exclamó el secretario de estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, al celebrar, en la mañana de hoy, la misa de acción de gracias por la canonización de la Madre Teresa de Calcuta. "Le damos gracias por el heroico testimonio de fe de los santos con el cual Él hace siempre fecunda su Iglesia y nos da a nosotros, sus hijos, un signo seguro de su amor", expresó ante los miles de fieles que colmaban la plaza de San Pedro.

Asimismo hoy, 5 de septiembre, celebra también la Fiesta de Santa Teresa de Calcuta cuando se cumplen 19 años de su muerte.

El cardenal Parolin afirmó en la homilía que la santa nunca se dejó llevar por las modas ni se inclinó ante los poderosos y los ídolos del momento.

Madre Teresa "defendió con coraje la vida por nacer, con esa franqueza de palabra y linealidad de acción que es la señal más luminosa de la presencia de los profetas y de los santos, los cuales no se arrodillaban ante ninguno excepto ante el Omnipotente, son interiormente libres porque son fuertes y no se inclinan ante las modas o los ídolos del momento, sino que se reflejan en la conciencia iluminada del sol del Evangelio".

"Con su incesante oración, -añadió el purpurado- que nacía de grandes obras de misericordia corporal y espiritual, fue un nítido espejo del amor de Dios y un admirable ejemplo de servicio al prójimo, especialmente a las personas más pobres, abandonadas".

Madre Teresa "amaba definirse como un ?lápiz en las manos del Señor?" y "abrió los ojos al sufrimiento, la abrazó con la mirada de compasión, todo su ser ha sido interpelado y movido por este encuentro que le ha ?en cierto sentido? perforado el corazón, sobre el ejemplo de Jesús, que se ha conmovido por el sufrimiento de la criatura humana, incapaz de recuperarse sola".

El cardenal se preguntó a qué se debía el secreto de la santa y respondió que "no es ciertamente un secreto, porque lo acabamos de proclamar en voz alta en el Evangelio: ?En verdad les digo: todo aquello que hicieron a uno de estos hermanos míos, me lo hicieron hecho a mí?".

Por otro lado, destacó que "fue un signo de misericordia muy luminoso". "Ella sabía que una de las formas más agudas de pobreza consiste en saberse no amado, no deseados, despreciados". "Una especie de pobreza presente también en los países, en las familias menos pobres, también en las personas pertenecientes a categorías que disponen de medios y posibilidad, pero que experimentan el voto interior de haber perdido el significado y la dirección de la vida o son violentamente golpeados por la desolación de los vínculos rotos, de la dureza de la soledad, de la sensación de ser olvidado por todo o de no servir a ninguno".

En la homilía, el Secretario de Estado Vaticano también recordó que "identificó a los niños todavía no nacidos o amenazados en su existencia con los ?más pobres de entre los pobres?".

En "Madre Teresa descubrimos aquel feliz e inseparable binomio entre el ejercicio heroico de la caridad y la claridad en la proclamación de la verdad".

"Ahora en el Paraíso, con María Madre de Dios y todos los santos, recibe el premio más alto preparado para ella desde la fundación del mundo, el premio reservado a los justos, a los mansos, a los humildes de corazón, a aquellos que, acogiendo a los pobres, acogen a Cristo".

Pietro Parolin recordó que el 5 de septiembre de 1997 falleció Madre Teresa. "En el día de su muerte el cielo quiere ofrecer un sello a su vida y comunicarnos que una nueva luz se había encendido encima nuestro". "Ahora, después del reconocimiento ?oficial? de su santidad, brilla más", dijo.

"¡Que esta luz, que es la luz eterna del Evangelio, continúe iluminando nuestra peregrinación terrena y los sentires de este difícil mundo!".+