Jueves 28 de marzo de 2024

El Papa reza por los enfermeros, ejemplo de heroísmo en la pandemia

  • 12 de mayo, 2020
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
"Recemos hoy por los enfermeros y enfermeras" pidio el Santo Padre al iniciar la misa en la capilla de la Casa Santa Marta.
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“Recemos hoy por los enfermeros y enfermeras, hombres, mujeres, muchachos y muchachas que tienen esta profesión, que es más que una profesión, es una vocación, una dedicación. En esta época de la pandemia han dado ejemplo de heroísmo y algunos han dado su vida”, dijo esta mañana el Santo Padre Francisco al iniciar la misa en la capilla de la Casa Santa Marta.



En la misa matutina, celebrada hoy en la capilla de la Casa Santa Marta, el papa Francisco pidió a Dios que bendiga a las enfermeras que en esta época de la pandemia han sido un ejemplo de heroísmo y en algunos casos han dado su vida.



“Hoy es el día de las enfermeras. Ayer envié un mensaje. Recemos hoy por los enfermeros y enfermeras, hombres, mujeres, muchachos y muchachas que tienen esta profesión, que es más que una profesión, es una vocación, una dedicación. Que el Señor los bendiga. En esta época de la pandemia han dado ejemplo de heroísmo y algunos han dado su vida. Recemos por las enfermeras y los enfermeros”, dijo Francisco.



En la homilía el Papa comentó el Evangelio de Juan en el que Jesús dice a sus discípulos: “Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo”.



“El Señor -dijo el Papa- antes de irse saluda a los suyos y da el don de la paz, la paz del Señor”. “No se trata de la paz universal, la paz sin guerras que todos nosotros deseamos que exista siempre, sino la paz del corazón, la paz del alma, la paz que cada uno de nosotros tiene dentro. Y el Señor te la da, pero no como la da el mundo”, advirtió el Papa.



“Se trata de paces diversas. “El mundo - observó Francisco - te da paz interior”, la paz de tu vida, este vivir con el corazón en paz, “como una posesión tuya, como algo que es tuyo y te aísla de los demás” y “es una adquisición tuya: tengo paz. Y tú, sin darte cuenta, te encierras en esa paz, es una paz un poco para ti” que te hace estar tranquilo y también feliz, pero “te adormece un poco, te anestesia y te hace quedarte contigo mismo”: es “un poco egoísta”. Así es como el mundo da la paz. Y es “una paz cara porque tienes que cambiar constantemente los instrumentos de paz: cuando te entusiasmas con una cosa, te da paz una cosa, luego se acaba y tienes que encontrar otra. Es cara porque es temporal y estéril”.



“En cambio, la paz que Jesús da es otra cosa. Es una paz que te pone en movimiento, no te aísla, te pone en movimiento, te hace ir hacia los demás, crea comunidad, crea comunicación. La paz del mundo es cara, la paz de Jesús es gratis, es gratuita: la paz del Señor es un don del Señor. Es fecunda, siempre te hace avanzar”.



El Papa invitó a ver dentro de nosotros mismos cuál es nuestra paz: ¿encontramos la paz en el bienestar, en la posesión y en muchas otras cosas o encuentro la paz como don del Señor? “¿Tengo que pagar por la paz o la recibo gratis del Señor? ¿Cómo es mi paz? Cuando me falta algo, ¿me enfado? Esta no es la paz del Señor. Esta es una de las pruebas. ¿Estoy tranquilo en mi paz, me adormezco? No es del Señor. ¿Estoy en paz y quiero comunicarla a los demás y llevar algo adelante? Esa es la paz del Señor. Incluso en tiempos malos y difíciles, ¿esa paz permanece en mí? Es del Señor. Y la paz del Señor es fecunda también para mí porque está llena de esperanza, es decir, mira al Cielo.



“Que el Señor -concluyó el Papa- nos dé esta paz llena de esperanza, que nos hace fecundos, nos hace comunicativos con los demás, que crea comunidad y que siempre busca la paz definitiva del Paraíso”. +