Francisco: "Jamás se debe reducir la solidaridad"
- 20 de septiembre, 2018
- Ciudad del Vaticano
El papa Francisco agradeció a la Asociación Nacional Mutilados e Inválidos por el Trabajo (Anmil) por la labor que hacen, reuniendo y apoyando a cuantos han sufrido alguna mutilación o invalides por el trabajo, y esforzándose en promover una cultura atenta a la salud y la seguridad.
La Asociación Nacional Mutilados e Inválidos por el Trabajo, Anmil, por sus siglas en italiano, desarrolla una función social muy importante, por lo que el Papa, en su discurso, les manifestó su estima y gratitud.
A todos los que sufrieron un accidente en el trabajo con consecuencias permanentes y viven una situación de particular sufrimiento, sobre todo cuando la minusvalía les impide trabajar y proveer a su familia, el Santo Padre les expresó su cercanía.
El Papa pidió ayuda a la comunidad civil para superar la falaz y perjudicial equivalencia entre el trabajo y la productividad, que lleva a medir el valor de las personas en función de la cantidad de bienes o riqueza que producen, degradando su singularidad y riqueza personal. Esta forma de actuar contiene dentro de sí mismo el germen de la explotación y la esclavitud, y tiene sus raíces en una concepción utilitaria de la persona humana.
La Anmil trabaja en favor de los derechos de los trabajadores, a partir de los más débiles, que casi siempre son las mujeres, los más ancianos y los inmigrantes. Por eso Francisco recordó que nuestro mundo necesita más humanidad, que abra los ojos y ver que los que están frente a nosotros no son una mercancía, sino una persona y un hermano.
Por último, el Papa se alegró de saber que esta asociación trabaja con diferentes instituciones civiles, como el Ministerio del Trabajo, el de la Instrucción, la Universidad, y el instituto de Investigación. Gracias a ellos, se llevaron a cabo muchos proyectos de formación, dirigidos a estudiantes y trabajadores.+