Jueves 18 de abril de 2024

La comunidad marplatense en oración por la pronta beatificación del cardenal Pironio

  • 7 de diciembre, 2016
  • Mar del Plata (Buenos Aires)
El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió este lunes 5 de diciembre una misa en la catedral de los santos Pedro y Cecilia, donde se oró por la pronta beatificación del siervo de Dios cardenal Eduardo Pironio. También hubo un panel con testimonios y en el que se enumeraron los pasos canónicos a seguir para que una persona sea declarada beata primero y santa después.
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El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió este lunes 5 de diciembre una misa en la catedral de los santos Pedro y Cecilia, donde se oró por la pronta beatificación del siervo de Dios cardenal Eduardo Pironio.

Minutos después de la misa se realizó un panel con los testimonios de Laura y Mariano Franco, papás de Juan Manuel, el niño que salvó su vida extraordinariamente luego de orar a Dios por intercesión del siervo de Dios; el médico pediatra Víctor Quiroga y el padre Ezequiel Kseim, licenciado en derecho canónico, quien explicó en qué consiste un proceso de canonización y la intervención de monseñor Marino para cerrar el panel.

Durante la homilía, luego de referirse brevemente a los textos del lunes de la segunda semana de Adviento, monseñor Marino los conectó con la figura del cardenal Pironio: "El mundo nuevo y el Reino de Dios nacen de la interioridad de un corazón reconciliado con Dios".

"Imposible pretender en el formato de una breve homilía trazar un perfil completo y ni siquiera aproximado de esta gran figura. Sólo recojo algunas espigas, relativas hoy al modo como este siervo de Dios entendía el sacerdocio, y como homenaje a quien tuve como rector en el Seminario de Villa Devoto en Buenos Aires", destacó.

"En sus numerosos y variados destinos eclesiásticos, nunca dejó de escribir. Las turbulencias de los tiempos posconciliares, su paso por el Celam, su ministerio en Roma al servicio del Papa y de la Iglesia universal, fueron otras tantas oportunidades para que nos dejara páginas luminosas, llenas de una espiritualidad profunda y realista, de un hombre que era al mismo tiempo un apóstol muy movedizo y entregado, y simultáneamente un ardiente contemplativo", detalló, e indicó que la figura de la Virgen María fue importantísima en los escritos de Pironio.

"Basten estas pinceladas para honrar su memoria, expresarle gratitud, y motivar la oración de los fieles de esta diócesis, que lo tuvo como segundo obispo, a fin de que un día podamos contarlo entre los cristianos ejemplares, reconocido entre los beatos y santos de la Iglesia", concluyó monseñor Marino.

Minutos después de la Eucaristía, mientras los fieles se acomodaban en los bancos para escuchar el panel de testimonios, sonaba la canción que Laura y Mariano escribieron en homenaje a quien fue el impulsor de la Marcha de la Esperanza. "Eduardo Francisco Pironio tu pueblo quiere caminar. Quiero marchar con esperanza, quiero elevar una alabanza, de tu mano voy, me quiero aferrar, tu palabra me sanará", se escuchó.

Durante el panel testimonial, Laura y Mariano, los papás de Juan Manuel Franco -quien también estuvo sentado allí, al lado de la gran imagen del cardenal Eduardo Pironio-, puntualizaron lo sucedido hace 10 años, con la ingesta de purpurina que había hecho el niño con tan sólo 15 meses y mencionaron las pocas probabilidades que daban los médicos de sobrevivir.

Luego de que la Marcha de la Esperanza pasara por la puerta del Hospital Materno Infantil, donde estaba internado el niño, al leer la vida de Pironio y rezar con devoción la oración por la beatificación, el niño comenzó a mejorar.

En tanto, el médico pediatra Víctor Quiroga se refirió a su experiencia profesional con el caso de Juan Manuel, pero sobre todo destacó su conversión a la fe desde hace unos años. Al llegar el turno del padre Kseim, licenciado en derecho canónico, el sacerdote describió detalladamente los pasos necesarios para que la Iglesia declare a una persona como santa.

Por último, el panel contó con el cierre de monseñor Marino, quien destacó la "urgencia pastoral de la santidad" en la vida cotidiana.

"Así el Evangelio penetra en las culturas y las costumbres, cuando los cristianos dan testimonio de coherencia entre lo que anuncian y la vida que llevan. Hay que distinguir entre la santidad canonizada propuesta por la Iglesia y la santidad anónima. La santidad canonizada es necesaria y son modelos que nos motivan. Esa santidad está destinada a que todos nosotros nos dejemos guiar por el Espíritu que es el verdadero artífice de la santidad. Pero también yo creo que en la Iglesia hay santidad oculta, anónima, que son como flores en el jardín de la Iglesia: son persona sencillas que viven la vida ordinaria con un intenso grado de unión con Cristo y lo hacen de manera espontánea", concluyó.+

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