Jueves 28 de marzo de 2024

Misioneros javerianos de Parma: "Todos los días uno de nosotros muere"

  • 25 de marzo, 2020
  • Parma (Italia) (AICA)
Murieron 13 religiosos Misioneros Javerianos en 15 días, a causa de la pandemia del coronavirus
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En diálogo telefónico con la Repubblica el padre Giannattasio contó que están en aislamiento total, “cero contactos con el exterior, para no poner en riesgo a los jóvenes u otras personas. Incluso el personal externo, en la oficina de Parma, se fue. Estamos solos, todos encerrados aquí. La comida nos llega desde un camión. Comemos a dos metros de distancia el uno del otro. Oramos. Nos enfermamos y morimos. Pero ahora alguien tiene que venir a ayudarnos, relató el superior regional".



Y agregó: “Porque además de los muertos también hay una docena de personas enfermas. Nos estamos reduciendo a la mitad”.



“Todo comenzó hace unos días -continuó el religioso-. Las primeras dolencias, luego los primeros sacerdotes que comenzaron a morir. De tener generalmente entre 4 o 5 muertes por año, ahora tuvimos trece en unos días. Casi todos murieron aquí, sólo un par en el hospital”, explicó conmovido el religioso.



Entre los últimos en irse, el padre Stefano Coronese (88 años), que siempre estuvo cercano a los exploradores y el padre Gerardo Caglioni (73 años), conocido por sus misiones en México y Sierra Leona. Antes de ellos, según la larga lista publicada en el sitio web de los Javerianos, los sacerdotes padre Luigi Masseroni, Giuseppe Scintu, Gugliemo Saderi, Giuseppe Rizzi, Piermario Tassi, Vittorio Ferrari, Enrico Di Nicolò, Corrado Stradiotto, Pilade Giuseppe Rossini, Nicola Masi.



Todos los sacerdotes que pasaron sus vidas en los lugares más distantes del mundo para brindar consuelo y luego regresaron a Parma, a la casa general, para continuar sus vidas. “La edad promedio de los javerianos es de 75 años", señaló el padre Rosario, “muchos vienen aquí después de viajar durante cuarenta, incluso cincuenta años. Y ahora se fueron en el silencio de las habitaciones”.



Después de las primeras muertes, explicó el religioso, “el personal de servicio fue enviado a su casa, también hay una enfermera, -también coronavirus positiva-. No más cocineros, asistentes, trabajadores de limpieza y lavandería o el personal de las oficinas de las misiones extranjeras. A los empleados de la oficina ya no se les permitía ingresar, incluso a causa de los decretos”.



“Cerramos todo y nos encerramos”. Armamos, entre los pasillos y las habitaciones, un "lazaretto" prácticamente sin médicos. "Aparte de uno de nosotros, también un misionero que cumplió 25 años en Bangladesh". Una carretilla elevadora con comida preparada por una empresa de catering no trajo la comida.



“De todo lo demás, nos hemos arreglado entre nosotros, pero la situación empeora, lamentó el misionero y pidió “necesitamos ayuda, alguien que venga. También le escribimos al alcalde, a las autoridades. Necesitamos una intervención oportuna, porque aquí está claro que el virus circula", exhortó.



El padre Giannattasio recurrió a los medios de comunicación para contar la situación que estaban padeciendo, reclamando ayuda médica ya que -explicó a la Repubblica- “no podemos movernos de aquí y hay 15 muchachos seminaristas, estudiantes de teología y no queremos correr el riesgo de contagiarlos. “Necesitamos que alguien venga y nos sane, para salvarnos", rogó el religioso. +