Jueves 28 de marzo de 2024

Mons. Aguer: La renuncia del Papa y su enseñanza

  • 17 de febrero, 2013
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
En su habitual reflexión televisiva semanal en el programa "Claves para un Mundo Mejor" (América TV), el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, comentó este sábado 16 de febrero, la renuncia del papa Benedicto XVI y reflexionó sobre los que considera aspectos fundamentales de la enseñanza de su Pontificado y la reacción que provocó la renuncia asegurando que "lo que tenemos que hacer nosotros ahora, en este momento tan singular, tan insólito y tan importante de la vida de la Iglesia es ¡orar por la Iglesia!"
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En su habitual reflexión televisiva semanal en el programa "Claves para un Mundo Mejor" (América TV), el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, comentó este sábado 16 de febrero, la renuncia del papa Benedicto XVI y reflexionó sobre los que considera aspectos fundamentales de la enseñanza de su Pontificado y la reacción que provocó la renuncia asegurando que "lo que tenemos que hacer nosotros ahora, en este momento tan singular, tan insólito y tan importante de la vida de la Iglesia es ¡orar por la Iglesia!"

Comenzó señalando que "la renuncia de Benedicto XVI ha causado sorpresa y conmoción en todo el mundo. Especialmente nos ha conmovido a nosotros, miembros de la Iglesia, hijos de la Iglesia".

"Yo he ponderado -añadió- las reacciones de los medios de comunicación y he visto allí muchas intervenciones razonables, comprensivas, incluso elogiosas, pero también algunos comentarios malsonantes y hasta, yo diría, innobles".

"Por eso -dijo- mi primer pensamiento es de agradecimiento y homenaje al Santo Padre Benedicto XVI, este gran Papa, que es un hombre de Dios, que ama tan profundamente a la Iglesia y lo ratifica con este gesto final donde se manifiesta su amor a la Iglesia", y destacó tres puntos fundamentales de su Pontificado "que me parece que han marcado fuertemente a la comunidad cristiana y se ha hecho notar en el mundo, incluso entre los críticos".

"En primer lugar su enseñanza, su magisterio, que se ha notado como algo nuevo, destacado, desde el principio de su Pontificado. No me refiero sólo a las encíclicas, los numerosos y variados discursos, sino también y sobre todo a las homilías dirigidas a los fieles, que fueron siempre de gran profundidad y sencillez. No es fácil, aún para el que está acostumbrado a hablar y que tiene experiencia de cátedra, aunar la profundidad y la sencillez".

"Pero lo más importante es que todo el Magisterio del Papa está centrado en Jesucristo y en la fe. El centro de la vida de la Iglesia es Jesucristo y la fe es el medio de vida por el cual nosotros adherimos a Cristo y nos unimos a Él. Esta misma dimensión parece obvia, elemental, pero es preciso subrayarla en nuestro tiempo".

"En segundo lugar, el Papa Benedicto XVI ha afirmado la identidad católica en tiempos difíciles, de grandes convulsiones y de mucha discusión. Yo aquí quisiera apuntar a la interpretación que hizo, en continuidad con el Magisterio de Juan Pablo II, del Concilio Vaticano II y especialmente lo que ha llamado la hermenéutica de la reforma en la continuidad que hay que contraponer a una hermenéutica de la ruptura y de la discontinuidad".

"La Iglesia sigue una tradición que nos viene de los Apóstoles, la actualiza continuamente y la comunica intacta y siempre de un modo adecuado, procurando que sea comprensible al hombre de hoy".

Como tercer punto rescató "la intencionalidad pastoral de este Pontificado, expresado en sus viajes, visitas a parroquias, en el trato cercano mostrándose siempre sencillo, acogedor" y sobre todo "en la pastoral de la cultura y en el dialogo entre la fe y la razón. El Papa Benedicto XVI en esto ha abierto caminos importantísimos en los discursos que pronunció en universidades o ante el Parlamento alemán y el Parlamento inglés. Mostró la necesidad para la razón humana de abrirse a la trascendencia; sólo así podrá ser verdaderamente humana. Ha mostrado, por otra parte, los fundamentos del derecho, de la vida política, la necesidad de que se abra un espacio público a la religión, la presencia de lo religioso en la sociedad de hoy".

Esto, dijo, es "una rápida síntesis de lo que a mí me ha parecido digno de ser subrayado de este Pontificado tan rico".

Hacia el final de su reflexión, monseñor Aguer se detuvo en "la cuestión de los comentarios que se han hecho en estos días", sosteniendo que "no es posible comprender a la Iglesia, entender qué es la Iglesia y comprender, por tanto, un gesto como el de Benedicto XVI, si no se tiene fe. Una persona sin fe, por más gran periodista o excelente comunicador que sea, una persona respetable pero sin fe no puede entender a la Iglesia".

"Y eso es lo que pasó, eso es lo que se ha notado. Hemos escuchado muchas versiones altisonantes, innobles, pero de personas que no tienen fe y entonces no saben de qué se trata. Consideran a la Iglesia, en todo caso, como una ONG internacional, un centro de poder, y no se dan cuenta que en la organización, por más compleja que sea, aunque con muchas fallas y demás, es solo el envoltorio de un contenido, y el contenido es un misterio. Ya el Concilio Vaticano II lo expresaba muy bien; comenzaba a hablar sobre la Iglesia hablando del misterio de la Iglesia"-

Monseñor Aguer finalizó dejando "una frase del mismo Benedicto XVI, que dijo que el corazón de la Iglesia no está donde se proyecta, se administra y se gobierna sino que está donde se ora, ¡donde se ora! Creo que lo que tenemos que hacer nosotros ahora, en este momento tan singular, tan insólito y tan importante de la vida de la Iglesia es preciso eso: ¡orar por la Iglesia!"+