Viernes 29 de marzo de 2024

Mons. Conejero Gallego: "Argentina ante la vida y la muerte"

  • 8 de agosto, 2018
  • Formosa (AICA)
"Todos necesitamos y debemos, siempre y en toda circunstancia: acoger, salvar, defender, dignificar y amar, el más grande y primero de todos los valores y derechos: la vida humana", aseguró el obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, en su editorial mensual en el boletín diocesano Peregrinamos.
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El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, recordó que hoy como en la etapa de la Antigua Alianza "el hombre y los pueblos tienen que optar y elegir, ejerciendo la noble facultad humana: la libertad; y deben hacerlo responsablemente, asumiendo sus consecuencias".

"¡Qué importante, por tanto, la decisión que asumamos, en estos momentos, como Nación Argentina!", exclamó en su editorial mensual en el periódico diocesano Peregrinamos.

"La Iglesia, por su parte, anuncia y proclama la verdad que proviene de la ley natural y del sentido común, enriquecida, además, por la Revelación de Dios y su Magisterio, unánimes desde siempre, en acoger el don de la vida, defenderla y protegerla, desde el inicio de su concepción en el seno materno y durante todas las etapas de la existencia, superando todas las dificultades que pudieran sobrevenir", subrayó.

El prelado sostuvo que "la enseñanza de la Iglesia es totalmente clara, sin ningún tipo de equívocos", y puntualizó: "La vida desde su concepción ha de ser salvaguarda con el máximo cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables".

Monseñor Conejero Gallego citó mensajes de los padres conciliares dirigidos a los gobernantes y a las mujeres, al clausurarse el Concilio Vaticano II:

A los gobernantes: Es a ustedes a quienes toca ser sobre la tierra los promotores del orden y la paz entre los hombres. Pero no lo olviden: es Dios, el Dios vivo y verdadero, el que es el Padre de los hombres. Y es Cristo, su Hijo eterno, quien ha venido al mundo a decírnoslo y a enseñarnos que todos somos hermanos. Él es el gran artesano del orden y la paz sobre la tierra, porque es El quien conduce la historia humana y el único que puede inclinar los corazones a renunciar a las malas pasiones, que engendran la guerra y la desgracia. Y más adelante, la Iglesia les pide: la libertad de vivir y de llevar a los hombres su mensaje de vida. No la teman: es la imagen de su Maestro, cuya acción misteriosa no usurpa vuestras prerrogativas, pero que salva a todo lo humano de su fatal caducidad, lo transfigura, lo llena de esperanza, de verdad, de belleza? Dejen que Cristo ejerza esa acción purificante sobre la sociedad.

A las mujeres: Ustedes las mujeres, tienen siempre como misión la guarda del hogar, el amor a las fuentes de la vida, el sentido de la cuna. Están presentes en el misterio de la vida que comienza. Consuelan en la partida de la muerte. Nuestra técnica corre peligro de convertirse en inhumana. Reconcilien a los hombres con la vida. Y, sobre todo, velen, les suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detengan la mano del hombre que en un momento de locura intentase destruir la civilización humana.

"Pero no sólo gobernantes y mujeres, en realidad, todos necesitamos y debemos, siempre y en toda circunstancia: acoger, salvar, defender, dignificar y amar, el más grande y primero de todos los valores y derechos: la vida humana", concluyó.+

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