Jueves 25 de abril de 2024

Mons. Mestre: Cómo tender hacia la perfección de Dios

  • 26 de febrero, 2020
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
"¿Quiénes son los enemigos?", "Amar hasta el extremo" y "Perfectos como el Padre".
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Con tres palabras, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, guio su reflexión para el 7º domingo durante el año: “¿Quiénes son los enemigos?”, “Amar hasta el extremo” y “Perfectos como el Padre”. “Dejémonos formar por el Maestro, dejemos que Él con su Palabra modele nuestro corazón y nuestra vida”, dijo al comenzar.



¿Quiénes son los enemigos?

Monseñor Mestre aclaró que esta no es una pregunta sencilla de responder. En efecto, “hay enemigos declarados y también no declarados. Existen enemigos más burdos y directos, y otros más sutiles, falsos o escondidos. Algunos pueden ser más virulentos y otros más suaves”, describió. “En algunas circunstancias los enemigos son por cuestiones serias o graves; otras veces lo son por cuestiones más leves (…) Existen enemigos más lejanos y más cotidianos; tal vez, en algún caso, los enemigos de la misma casa, familia, grupo, comunidad o lugar de trabajo”. En definitiva, explicó: “Es enemigo todo aquel que busca hacernos el mal y que de alguna forma ejerce violencia contra Jesús y su Evangelio”.



Amar hasta el extremo

Luego, el obispo de Mar del Plata mencionó: “No es suficiente amar a los que nos hacen el bien…”, debemos “amar hasta el extremo, perdonar siempre y devolver bien ante el mal recibido”. Monseñor Mestre indicó que “se hace necesario romper con la espiral de odio y venganza en la que a veces estamos insertos”. Por eso, recordó los “núcleos principales de nuestra fe”: “No incubar odio y resentimiento, no desarrollar sentimientos de violencia sino respuesta de amor y de bien. Superar la tentación de la venganza”.



Perfectos como el Padre

En última instancia, el prelado marplatense expresó: “¿Cómo interpretar esta Palabra de Dios? No se trata de una imitación material exacta de la perfección de Dios dado que nunca la vamos a lograr porque somos creaturas limitadas y pecadoras”. Sin embargo, “se trata de tender sostenidamente hacia esa perfección con la gracia de Dios”, es decir, “mantener los altos ideales, buscar ser perfectos como el Padre, para que oriente nuestra vida, aunque nos cueste cumplirlo y nunca lo alcancemos en totalidad”. Porque, en definitiva, “es Dios en nuestra vida, su fuerza y poder operantes en nuestro corazón lo que nos permitirá estar siempre en tensión de ser perfectos, íntegros en la vivencia del mandamiento del amor”, concluyó.+