Miércoles 24 de abril de 2024

Mons. Mestre: "Integrar la Cuaresma como tiempo de gracia"

  • 11 de marzo, 2020
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Cuaresma, tiempo "para desinstalarse", de "gracia" y "de memoria de Transfiguración de Cristo".
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En su reflexión para el segundo domingo de Cuaresma, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, se guio con el Evangelio de la Transfiguración del Señor y definió a la Cuaresma como un tiempo “para desinstalarse”, de “gracia” y “de memoria de Transfiguración de Cristo”.



Cuaresma: tiempo para desinstalarse

Cuando están en el monte de la Transfiguración, “Pedro tiene ganas de instalarse con tres carpas”. Pero Jesús le dice que hay que bajar de la montaña. En la primera lectura, Dios invita a Abrám a desinstalarse con dos verbos: dejar y partir. “Todo esto solo en la fe y confianza en Dios. Desinstalarse de lo humano para confiar en Dios y su proyecto”, explicó monseñor Mestre, y recomendó hacerlo especialmente en Cuaresma: “Dejar al costado nuestros pequeños o mezquinos proyectos y abrirnos a lo que Dios quiere”.



Cuaresma: tiempo de gracia

Retomando la segunda lectura de la carta de San Pablo a Timoteo, quien había sido “llamado y salvado por la gracia de Dios”, el prelado marplatense llamó a “integrar la Cuaresma como tiempo de gracia”. “La gracia de Dios está gratuitamente a disposición de cada uno para dejarnos impregnar de su presencia”, describió monseñor Mestre y rogó “¡Que la vida sacramental de este tiempo esté en la dinámica de la gracia de Dios!”



Cuaresma: tiempo de memoria de Transfiguración de Cristo

Finalmente, animó a hacer “memoria agradecida de los momentos de la Transfiguración que el Señor nos ha regalado”. Es decir, “esos momentos donde todo es claro y no se duda, donde se tienen las fuerzas espirituales necesarias para encarar con decisión los pequeños o grandes desafíos de la vida”. El obispo de Mar del Plata mencionó dos motivos fundamentales: “Dar gracias a Dios por estos hermosos regalos que nos ha hecho a lo largo del camino” y “para nutrirnos de esos momentos fuertemente espirituales y de encuentro con el Señor. Para así, cargar las pilas, alimentar las baterías, nutrir mi memoria para el momento de la cruz, la prueba, la sequedad, para los tiempos de Getsemaní en nuestra vida”.+