Martes 23 de abril de 2024

Permanece latente el proyecto de sustitución cultural

  • 24 de abril, 2013
  • Yerba Buena (Tucumán)
Aunque ya no se habla del tema, al parecer sepultado por acontecimientos que acaparan la atención general, y por otros temas y urgencias políticas, no hay que olvidar que está latente y permanece agazapado para saltar en el momento menos esperado, el anteproyecto de reforma del Código Civil, con el que se pretende instalar un cambio cultural que arrasará con los valores que desde el fondo de los siglos rigen la vida social de la civilización occidental. La advertencia fue lanzada por el partido "Por Yerba Buena", un espacio político que actúa en esta bella ciudad tucumana, en una reciete declaración en la que se denuncia el intento de modificar la composición de la familia, legalizar el aborto, establecer la eutanasia y eliminar los derechos de los niños antes de nacer, entre otros desatinos.
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Aunque ya no se habla del tema, al parecer sepultado por acontecimientos que acaparan la atención general, y por otros temas y urgencias políticas, no hay que olvidar que está latente y permanece agazapado para saltar en el momento menos esperado, el anteproyecto de reforma del Código Civil, con el que se pretende instalar un cambio cultural que arrasará con los valores que desde el fondo de los siglos rigen la vida social de la civilización occidental.

La advertencia fue lanzada por el partido "Por Yerba Buena", un espacio político que actúa en esta bella ciudad tucumana, en una reciete declaración en la que se denuncia el intento de modificar la composición de la familia, legalizar el aborto, establecer la eutanasia y eliminar los derechos de los niños antes de nacer, entre otros desatinos.

La declaración, firmada por el licenciado Juan Pablo Berarducci, presidente del partido "Por Yerba Buena", dice textualmente:

A no olvidar, van por el Código Civil
La reforma del Código Civil sigue en carrera, el anteproyecto contempla modificaciones e introduce institutos jurídicos, con fuerte impacto sobre la vida humana y las relaciones de familia.

Son numerosos los temas, tantos que mirados en perspectiva nos permiten afirmar que estamos ante un proceso de sustitución cultural. Algo así como pretender colocar a la sociedad, sus instituciones y sus valores fundacionales en un molde nuevo, definido al fragor de los nuevos vientos ideológicos que no son otra cosa que la repetición de viejos errores hoy perversamente remozados.

Así por ejemplo el artículo 19 del proyecto define que la concepción se inicia con la implantación del embrión. Para la legislación vigente el comienzo de la existencia jurídica de la persona coincide con el inicio de su existencia biológica, es decir a partir de la concepción, así lo establecen tratados internacionales sobre Derechos Humanos con jerarquía constitucional, fijando un régimen de protección de los derechos de la persona por nacer, cuyo punto de partida es el reconocimiento de su personalidad jurídica.

Lo que postula el proyecto niega las evidencias científicas tanto en lo biológico como en lo antropológico. El embrión humano en su fase preimplantatoria carecerá de protección jurídica, pasará a ser una nada. A los embriones crioconservados y no implantados no se les reconoce el derecho a nacer. Se afecta su integridad física al facilitar la selección y manipulación genética de estos embriones.

Desde esta concepción la píldora abortiva del día después ya no eliminará de un modo violento, mediante un ataque químico masivo a una persona sino a una cosa. Ya no tendrá que seguir engañando el Ministro de Salud con sus protocolos, el exterminio químico queda habilitado transformando al útero de santuario de la vida a cámara de muerte.

Pero así como no se respeta el misterio de la vida en cuanto a su desarrollo, tampoco se lo hace en cuanto al modo en como se inicia, autoerigiéndose el hombre en demiurgo de las futuras generaciones legalizando las técnicas de fecundación artificial, incorporando donación anónima de gametos y embriones (artículos 558 y siguientes), gestación por sustitución (artículo 562) e incluso inseminación post-mortem (artículo 563).

Vulneran los principios de inviolabilidad, dignidad y autonomía de la persona, cuando el proyecto prioriza el derecho al hijo por sobre los derechos del hijo. Vale aquí precisarlo: los hijos son un don de la vida, del amor, de la convivencia y para los que somos creyentes un don de Dios; no el resultado programado de un caldo de cultivo controlado por importantes empresas transnacionales propietarias de la tecnología para la producción de hijos a la carta.

Sí, hijos a la carta porque los embriones no implantados, los hijos que no tendrán el derecho a desarrollarse, a nacer, a conocer a sus padres, podrán ser eliminados cuando sus progenitores hagan uso del derecho a revocar su consentimiento (artículo 560). Los hijos que han concebido los redactores del proyecto son hijos por contrato, eso sí homologado por un juez (artículo 562).

Es tan innovador el nuevo molde social que hasta se abre la posibilidad a una triple maternidad: la biológica (el artículo 562 en su inciso e) exige que la gestante no haya aportado sus gametos), la gestante y la madre con voluntad procreacional.

Más aún, la nueva ingeniería social que se preconiza prevé una nueva categoría de humanos, los huérfanos biológicos, al negárseles vínculo filial a los embriones crioconservados obtenidos con gametos del cónyuge o conviviente, si nacen después de muerto éste (artículo 563).

Queda planteada desde ahora una injusta discriminación respecto de los hijos adoptados que tendrán derecho a la identidad genética, a conocer sus orígenes y a la preservación de los vínculos fraternos (artículos 595 y 596), mientras que el niño producido por estas técnicas, solo podría acceder a la identidad del donante de gametos (artículo 564), si acredita razones debidamente fundadas ante un juez.

En la lógica de manipular el misterio de la vida no podía estar ausente de manipular también su fin. El artículo 60 prevé la posibilidad de anticipar directivas y conferir mandato respecto de su salud, en previsión de su propia incapacidad. Sin ninguna precisión al respecto, sin límites, sin contextualizar claramente sobre el final de la propia vida y la dignidad de morir, se está habilitando la eutanasia.

No puedo dejar de expresar que cuando repasaba estos temas me sentía como rata de laboratorio en manos de Frankestein.

Otro aspecto del proyecto que contiene un activo germen de destrucción social es su concepción de matrimonio y familia. Recordemos una verdad tan evidente probada por la milenaria historia de la humanidad, de Oriente a Occidente: el matrimonio y la familia son la base de la sociedad, la sostienen. Es el tejido social el que se beneficia del orden de un matrimonio estable, que repercute fundamentalmente en el bienestar de los hijos.

El proyecto que analizamos regula figuras alternativas del matrimonio: uniones convivenciales (artículo 509), pactos de convivencia que reglamentan las relaciones económicas entre los convivientes (artículos 514 y siguientes) y el mal llamado matrimonio igualitario. Faculta a los cónyuges a pedir el divorcio, sin necesidad de esperar plazos ni invocar causales (artículo 437). Junto a ello, se incorporaría un complicado sistema de compensaciones económicas que diluye cualquier contenido moral del matrimonio (artículos 441 y siguientes). Divorcio expres.

La entrega mutua y completa, como bien que ofrece el matrimonio a los contrayentes ha sido dejada de lado. Elimina una nimiedad anacrónica como el deber de mutua fidelidad entre los cónyuges (artículos 431-434).

El pacto de fidelidad que expresa la unión personal y sexuada reducido a polvo, sustituido por el adulterio.

La permanencia del vínculo y la exclusividad de la entrega que están en la esencia misma del matrimonio y hacen a su valor intrínseco, quedan en el texto ridiculizadas.

A partir de la nueva concepción del matrimonio tendrá más implicancia y relevancia social firmar la ficha de socio de un club de bochas que casarse.

Debe comprenderse la destrucción que provocará esta nueva ingeniería social que se promueve desde el actual poder político, criticable en sus contenidos y en su forma. El actual Código si bien en su origen fue redactado por Dalmacio Vélez Sarfield el texto vigente contiene el legado jurídico de muchas generaciones, la experiencia judicial de años de aplicación generando jurisprudencia y promoviendo actualizaciones, correcciones y mejoras. Hoy de un plumazo se pretende derogarlo y sustituirlo lisa y llanamente como pretendiendo buscar el bronce que se ganaron en la historia los grandes tribunos.

Esta actitud nos alarma, nos hace percatar que estamos frente a un proceso hegemónico de ideas que deben ser acatadas por todos dejando de lado la razonabilidad, el sentido común en muchos de los temas fundamentales de la sociedad.

Esperamos equivocarnos pero avizoramos un futuro de hombres parias, que pasarán por la vida como un accidente, vidas anodinas, sin poder responder a aquellas preguntas fundamentales de toda persona: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿hacia dónde voy? Mayores informes: pberarducci@yahoo.com.ar.+