Mediante un telegrama, el pontífice condenó el "cobarde" hecho, perpetrado en la conflictiva zona este del Congo, y lo caratuló como un "acto de odio ciego".
Los obispos de la región llaman a actuar contra la creciente violencia en el país y destacan que la muerte del padre Paul Tatu, ocurrida en Pretoria, "no es un incidente aislado".
Las crecidas -provocadas por lluvias torrenciales, a las que se suma el colapso de una represa- desplazaron a más de 130.000 personas y ya hay más de un centenar de víctimas fatales en todo el país.
En una declaración conjunta, Cáritas Internacional y un grupo de organizaciones cristianas destacaron la crisis "abrumadora", con hambre y desplazamientos masivos, a causa de la por la guerra.