Lunes 13 de mayo de 2024

Francisco pidió inclusión y hospitalidad durante la misa en Venecia

  • 28 de abril, 2024
  • Venecia (Italia) (AICA)
En la ceremonia que presidió en la plaza de San Marcos, Francisco hizo un llamado al encuentro, la inclusión y el cuidado de nuestra Casa Común.
Doná a AICA.org

"Venecia está llamada a ser un signo de belleza al alcance de todos, empezando por los últimos; un signo de fraternidad y de cuidado de nuestra Casa Común", dijo el Papa Francisco este domingo, en la Plaza de San Marcos de la ciudad, a los cerca de 10.500 fieles reunidos para la celebración de la misa.

Durante el último acto de su visita de medio día a Venecia, el Papa presidió la misa en esa histórica plaza, durante la que recordó el tema de su visita: “Permanecer unidos en el amor de Cristo”.

“Sólo permaneciendo unidos en Cristo”, dijo, podemos llevar los frutos del Evangelio a la realidad que habitamos: frutos de justicia y paz, frutos de solidaridad y cuidado mutuo; decisiones cuidadosamente tomadas para preservar nuestro patrimonio ambiental y humano”.

"Necesitamos que nuestras comunidades, barrios y ciudades cristianas se conviertan en lugares acogedores, inclusivos y hospitalarios", expresó.

Basándose en el Evangelio de san Juan correspondiente a ese día, el Papa invocó la imagen de Jesús como la vid y la de los creyentes como sus sarmientos.

"Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. El que permanece en mí y yo en él, dará mucho fruto", repasó, exhortando a los fieles a que nunca rompan su vínculo con el Señor.

"Así como una viña requiere un cuidado diligente para dar buenos frutos, así también nuestras vidas florecen cuando se nutren de la savia del amor de Dios", explicó.

La conexión con Jesús nos hace libres
Ampliando su línea de pensamiento al paisaje físico e histórico de Venecia, vinculado a la producción de vino, actividad que implica el cuidado de los “numerosos viñedos que surgieron en las islas de la Laguna y en los jardines ubicados entre las callejuelas de la ciudad, y aquellos en los que los monjes producían vino para sus comunidades”, dijo el Papa, “no es difícil captar el mensaje de la parábola de la vid y los sarmientos: la fe en Jesús, el vínculo con Él, no aprisiona nuestra libertad. Al contrario, nos abre a recibir la savia del amor de Dios, que multiplica nuestra alegría, nos cuida como un hábil viticultor y hace brotar los tallos, incluso cuando el suelo de nuestra vida se vuelve árido”.

Se trata de una metáfora, añadió, “que también se puede considerar pensando en esta ciudad construida sobre el agua, reconocida por su singularidad como uno de los lugares más pintorescos del mundo”.

En efecto, “Venecia es una con las aguas sobre las que se asienta. Sin el cuidado y salvaguarda de este entorno natural, podría incluso dejar de existir. De la misma manera, también nuestra vida está sumergida para siempre en las fuentes del amor de Dios”, afirmó el Papa.

Crecer en acción
El Santo Padre profundizó en el significado del tema de la visita, explicando que "permanecer unidos a Cristo significa crecer en la relación con Él, conversar con Él, abrazar su Palabra y seguirlo por el camino del Reino de Dios."

Nos llama, dijo, a un crecimiento, compromiso y acción continuos. Permanecer en el Señor es embarcarnos en un viaje de discipulado, donde abrazamos sus enseñanzas, encarnamos su amor y damos frutos de justicia, paz y solidaridad en nuestras comunidades.

Y en el contexto de la belleza única de Venecia, Francisco hizo un llamado urgente a la acción. Destacando los numerosos desafíos que enfrenta la ciudad, desde el cambio climático y la degradación ambiental hasta la fragmentación social y la erosión cultural, pidió “decisiones cuidadosamente tomadas para preservar nuestro patrimonio ambiental y humano”.

“Necesitamos que nuestras comunidades, barrios y ciudades cristianas se conviertan en lugares acogedores, inclusivos y hospitalarios”, dijo.

“Venecia, que siempre ha sido un lugar de encuentro e intercambio cultural, está llamada a ser un signo de belleza al alcance de todos, empezando por los últimos; un signo de fraternidad y de cuidado de nuestra Casa Común”.+