En su homilía durante la misa dominical en Ulán Bator, Francisco reflexionó sobre "la sed" dentro de cada ser humano y "el amor que apaga esa sed".
Francisco dirigió unas palabras a todo el pueblo mongol y les pidió seguir creciendo "juntos en la fraternidad, como semillas de paz en un mundo asolado por tantas guerras".
Francisco improvisó un mensaje al final de la Misa y cogió de las manos al obispo emérito de Hong-Kong, John Tong Hon, y al actual obispo Stephen Chow.
Al presidir un encuentro ecuménico, Francisco alentó a los líderes religiosos a buscar un diálogo efectivo y la armonía y los advierte contra las contradicciones y el escándalo.