El padre Jacques Mourad -monje sirio del monasterio de Deir Mar Musa, que será ordenado arzobispo de Homs de los católicos sirios a principios de marzo- recorrió las devastadas calle de Alepo.
"Es una situación apocalíptica", dijo el arzobispo de Alepo. Ante la emergencia se activó la ayuda de la Iglesia, abierta a todos, católicos y ortodoxos, cristianos y musulmanes, turcos e inmigrantes.
"Todos estamos en shock por lo que pasó. No bastaba la guerra, no bastaba la pobreza, ahora el terremoto", lamentó el párroco latino de Alepo, fray Bahjat Elia Karakach OFM.
Un hombre ingresó a la Iglesia de la Flagelación, primera parada de la Vía Dolorosa, en Jerusalén y derribó la estatua de Jesús y desfiguró su rostro.