"El Bautismo constituye, a la persona que lo recibe, en un templo, que Dios se edifica y ama con predilección", destacó el arzobispo emérito de Corrientes.
"Es la ocasión de renovar nuestra devoción al Espíritu Santo y considerarlo como el inspirador y animador principal de nuestra vida cristiana", aseguró el arzobispo emérito de Corrientes.
"La virtud propia, para el ejercicio eficaz de la misión evangelizadora, es la confianza irrestricta en el poder de Cristo resucitado", recordó el arzobispo emérito de Corrientes.
El arzobispo emérito de Corrientes afirma que ésta debe hacer un "llamado claro a la práctica del amor fraterno, inspirando iniciativas inteligentes y esfuerzos generosos para resolver los problemas".