El cardenal Tagle guió el rezo de la oración mariana en la templo romano elegido por el pontífice para su descanso eterno. El purpurado encomendó a Jorge Bergoglio a las manos tiernas de María.
El legado pontificio para esas jornadas destacó su significación y subrayó que el Papa alentó a los participantes a profundizar en la dimensión misionera de la devoción eucarística.