Jueves 25 de abril de 2024

El Papa: El Colegio del Gesù "es un vivero que lleva el mundo a Roma y Roma al mundo"

  • 3 de diciembre, 2018
  • Ciudad del Vaticano
"Mirándolos, veo una comunidad internacional, llamada a crecer y madurar juntos. El Colegio del Gesù es y debe ser un gimnasio activo en el arte de vivir", dijo el papa Francisco en la mañana de hoy, lunes 3 de diciembre, al recibir a la comunidad del Colegio Internacional de Jesús en el 50 aniversario de su fundación. El Colegio fue fundado en 1968 por el sacerdote jesuita Pedro Arrupe SJ.
Doná a AICA.org
El papa Francisco recibió hoy, lunes 3 de diciembre, en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico a la comunidad del Colegio Internacional del Gesù, obra de la Compañía de Jesús, con motivo del 50 aniversario de su fundación.

En el discurso que les dirigió, el pontífice destacó que son una comunidad internacional "llamada a crecer y madurar juntos".

El Santo Padre recordó el 50 aniversario del Colegio del Gesù, inaugurado por iniciativa del padre Pedro Arrupe en 1968 e invitó a los jesuitas a ver "este jubileo como un momento de gracia para hacer memoria y sentirse con la Iglesia, en una Compañía y en una pertenencia que tiene un nombre: Jesús".

Y añadió Francisco: "Hacer memoria es fundarse nuevamente en Jesús, en su vida; hacer memoria es repetir con la inteligencia y la voluntad que en la vida del jesuita es suficiente la Pascua del Señor. No sirve otra cosa, porque formarse es sobre todo fundarse".

El pontífice apoyó su reflexión sobre tres verbos: "fundar, crecer y madurar".




"Fundarse, dijo el pontífice, es el primer verbo que quisiera dejarles. Ustedes ?precisó? viven en la casa donde vivió San Ignacio, escribió las Constituciones y envió a los primeros compañeros en misión por el mundo. Se fundan en los orígenes. Es la gracia de estos años romanos: la gracia del fundamento, la gracia de los orígenes. Y ustedes son un vivero que trae el mundo a Roma y Roma al mundo, la Compañía en el corazón de la Iglesia y la Iglesia en el corazón de la Compañía".

En segundo lugar señaló que "en estos años están llamados a crecer, hundiendo sus raíces. La planta crece desde las raíces, que no se ven pero que sostienen todo. Y deja de dar fruto no cuando tiene pocas ramas, sino cuando se secan sus raíces. Tener raíces ?precisó el Santo Padre? es tener un corazón bien insertado, que en Dios es capaz de dilatarse".

Pero añadió el Papa que no hay crecimiento sin crisis, así como no hay fruto sin poda o victoria sin lucha. "Crecer, echar raíces significa luchar sin tregua contra toda mundanidad espiritual, que es el peor mal que nos puede pasar, como decía el padre de Lubac. Si la mundanidad afecta a las raíces, adiós a los frutos y adiós a las plantas. Asimismo, el Papa destacó dos signos positivos del crecimiento, la libertad y la obediencia: dos virtudes que avanzan si caminan juntas.

Por último Francisco reflexionó sobre el madurar: "No se madura en las raíces y en el tronco, sino sacando los frutos, que fecundan la tierra con nuevas semillas. Aquí es donde entra en juego la misión, el estar cara a cara con las situaciones de hoy, el cuidar del mundo que Dios ama".

Antes de concluir su discurso, el Papa destacó que, la pasión y la disciplina en los estudios contribuyen a esta misión. Y siempre será bueno relacionar al ministerio de la Palabra el ministerio de la consolación.

"Allí, tocan la carne que el Verbo ha asumido: acariciando a los miembros sufrientes de Cristo, aumenta la familiaridad con el Verbo encarnado. El sufrimiento que ven no los asuste. Llévenlo ante al Crucifijo. Son llevados allí y a la Eucaristía, donde se atrae el amor paciente, que sabe abrazar a los crucificados de todos los tiempos. La paciencia también madura así, como la esperanza, porque son gemelos: crecen juntos. No tengan miedo de llorar en contacto con situaciones difíciles: son gotas que irrigan la vida, la hacen dócil. Las lágrimas de compasión purifican el corazón y los afectos".