Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Uriona: "María, signo de consuelo, de aliento y de esperanza"

  • 11 de diciembre, 2018
  • Río Cuarto (Córdoba)
"María fue concebida sin la mancha del pecado original por un particular privilegio de Dios Padre, en atención de los méritos redentores de Cristo Jesús el único Salvador del género humano", expresó monseñor Adolfo Uriona FDP, obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, al celebrar, el sábado 8 de diciembre la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, patrona de la diócesis y la ciudad.
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El sábado 8 de diciembre, en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, patrona de la diócesis y la ciudad de Río Cuarto, el obispo diocesano, monseñor Adolfo Uriona FDP, celebró la misa en la plaza San Martín en presencia de la comunidad.

"María fue concebida sin la mancha del pecado original por un particular privilegio de Dios Padre, en atención de los méritos redentores de Cristo Jesús el único Salvador del género humano. De esta manera se preparaba una digna morada para su Hijo quien sería concebido en el seno de María por obra del Espíritu Santo", expresó el prelado.

Hizo referencia al capítulo 3 del Génesis, para ilustrar el pecado original: "El hombre no se fía de Dios... Tentado por las palabras de la serpiente, abriga la sospecha de que Dios, en definitiva, le quita algo de su vida, que Dios es un competidor que limita su libertad y que sólo será plenamente ser humano cuando lo deje de lado; piensa que sólo de este modo podrá realizar plenamente su libertad", explicó.

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Definió al pecado como "una desconfianza en el amor de Dios, una desobediencia radical, una rebelión del hombre contra su Creador". El Tentador colocó en el hombre la sospecha de que "el amor de Dios crea una dependencia y que necesita desembarazarse de ella para ser plenamente él mismo". De este modo, el hombre quiere "tomar por sí mismo del árbol del conocimiento el poder de plasmar el mundo". Más que el amor, el hombre "busca el poder", para dirigir de modo autónomo su vida.

Este relato describe nuestra historia y la historia de todos los tiempos. Esta "gota del veneno" reflejada en las imágenes del Génesis la llamamos pecado original y está en las raíces de nuestro ser. Pero, monseñor Uriona advirtió que "en la superficialidad en la que habitualmente vivimos no percibimos el poder destructor de este pecado en nuestra vida".



Sin embargo, percibimos el pecado original en los conflictos, enfrentamientos, odios, exclusión, marginación, violencia, muerte de inocentes que suceden a diario en nuestra sociedad, reflexionó. Luego enfatizó: "Si vivimos contra el amor y contra la verdad -contra Dios-, entonces nos destruimos recíprocamente y destruimos el mundo. Así no encontramos la vida, sino que obramos a favor de la muerte..."

"En el día de la Inmaculada, la Virgen Madre nos enseña que el hombre que se abandona totalmente en las manos de Dios no pierde su libertad, al contrario, sólo el hombre que se pone totalmente en manos de Dios encuentra la verdadera libertad", sostuvo. "El hombre que se dirige hacia Dios no se hace más pequeño, sino más grande y llega a ser verdaderamente él mismo. Cuando nos ponemos en manos de Dios nuestro corazón se despierta verdaderamente y nos transformamos en personas sensibles, abiertas y buenas".

Se refirió a María como "signo de consuelo, de aliento y de esperanza", como aquella que se dirige a nosotros, diciendo: "Ten la valentía de acercarte a Dios. No tengas miedo de él. Ten la valentía de arriesgar con la fe. Ten la valentía de arriesgar con la bondad. Comprométete con Dios; y entonces verás que precisamente así tu vida se ensancha, se ilumina y se llena de infinitas sorpresas, porque la bondad infinita de Dios no se agota jamás".

Al concluir, agradeció al Señor "por el gran signo de su bondad que nos dio en María", y le imploró "que ponga a María en nuestro camino como luz que nos ayude a convertirnos también en luz para los demás".+