Viernes 3 de mayo de 2024

P. Marcos Cabrera: Misas en lengua de señas y servicio a personas con hipoacusia

  • 22 de abril, 2024
  • Alta Gracia (Córdoba) (AICA)
Desde AICA, conversamos con el P. Marcos Cabrera, de Alta Gracia, Córdoba, sobre su misión celebrando Misas en lengua de señas y otras acciones, para acompañar y servir a la comunidad de sordos.
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El padre Marcos Cabrera, oriundo de Villa Giardino, de 50 años, y 17 desde su ordenación sacerdotal, se ha dedicado desde el inicio de su ministerio, al trabajo y la misión junto a la comunidad de sordos, con la que a través del lenguaje de señas, interpreta la Santa Misa tanto presencialmente como de forma virtual por Youtube, y celebrando otros Sacramentos, para asistir y acompañar a la comunidad de personas con hipoacusia. Desde AICA, dialogamos con él para conocer más acerca de su persona y de su labor.

¿Cómo fue tu llamado a la vocación sacerdotal?

"Mis papás eran creyentes y vivían su fe, la vivían de una manera muy sana, muy adulta, muy madura. Yo tuve esa experiencia de fe que creo que me marcó y alimentó también mi propia búsqueda. También, fui al colegio de las Hermanas de la Virgen Niña en Villa Giardino, a las que siempre consideré mis segundas mamás, y en eso creo que también estuvo el germen de lo que vino después.

Luego, terminé el secundario y empecé a estudiar bioquímica, y en el primer año de la facultad me pasó que, sin aire místico ni nada extraño, una pregunta dentro de la cabeza y el corazón, que me decía “che, ¿y por qué no ser cura?,

¿Por qué no?”.  Y la respuesta estaba clarísima: porque no. Yo tenía muy en claro que no. Pero me sonaba mucho esa pregunta adentro, porque venía una y otra vez", nos comparte el padre Cabrera.

"Entonces fui a hablar con un cura al seminario y le conté que me pasaba esto, y me acompañó. Hicimos unos largos meses de acompañamiento. Y yo puse todos los peros posibles: 'pero me va bien en el estudio, pero me gusta lo que hago, pero, pero…´ Y el cura me dijo ´Dios te invita y no te va a poner la traba en la facultad, en una relación, en las amistades, no te va a ir poniendo la traba para que vos desemboques en el seminario y no te quede otra. Te puede ir bien en todo, podés disfrutar todo, Él te invita´. Pero en ese momento dije que no quería ser cura. Entonces, continué con la facultad, y me puse de novio y pasaron tres años donde me olvidé completamente de eso. De Dios no, porque Dios siempre fue parte central de mi vida.

Pero después de esos tres años volvió la pregunta y fue duro. Porque a veces uno se imagina que el llamado es como algo místico y no, a mí me desarmó, sentía que se me venía todo abajo, porque yo tenía ya mi vida armada, pero ahí sí que dije ´bueno, no puedo mirar para otro lado esta vez, tengo que dar otra oportunidad´. Y ahí fue que empecé ese proceso de un segundo discernimiento que fue como más rápido y que me llevó a decir sí, yo creo que voy a ser feliz siendo cura. Y entré al seminario y acá estoy”, explica.

Dentro de tu vocación como sacerdote, ¿cómo empezó esta misión?

"Fue mucho antes incluso de entrar al seminario, en mi pueblo. Yo estaba en una misa de domingo y en esa Misa hacía su Primera Comunión una niña. Y la niña era sorda. Ella estaba en el primer banco, con su vestidito blanco y a mí me llamó mucho la atención, porque yo miraba a la niña y la veía distraída, la veía mirando para otro lado. Claro, el cura estaba hablando, celebrando la misa como la celebramos habitualmente, y la niña que era sorda y hablaba solo lengua de señas, no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando. Eso me impacto y me llevó a decir ´¡uy!, ¿qué está viviendo esta niña en esta Misa que es su primera comunión? Porque no está entendiendo nada de lo que se está diciendo, de lo que va pasando, las lecturas, nada´”.

“Y eso me llevó a otra pregunta: '¿Cómo se preparó?' Pero no desde una postura moralista, sino para decir, ´¿Se habrá podido preparar bien?´  Yo fui catequista en mi pueblo, y en esa misión vas haciendo lo posible para generar en los niños ese encuentro con Jesús, que después culmina en la Primera Comunión. Y eso me llevaba a preguntarme ´¿habrá tenido un encuentro con Jesús o se lo habrá perdido?´.

"Por otro lado, y esto creo que es un regalo de Dios, me vino a la mente el final del evangelio de Mateo, cuando Jesús resucitado se aparece a los discípulos y les dice: ´ahora vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos´. Y me vino ese evangelio así, y entonces reflexioné y me cuestioné:  Cuando Jesús dijo que hicieran que todos los pueblos sean sus discípulos, refiriéndose a todas las personas, entiendo que se lo tomó en serio, que todos eran todos. Y yo pensaba que la niña no estaba dentro del todos, y los sordos, la comunidad sorda, las personas sordas, no estaban dentro del todo”. 

"Tiempo después me visita Marcela, una chica del pueblo que era testigo de Jehová, y con ellos, andaba por la semana visitando las casas. Empezamos a charlar, ella con su fe y yo con la mía. Y bueno, muy linda charla, profundísimas cuestiones de fe religiosa, Jesús y demás. Hasta que cuando vimos que ella no me iba a poder convencer a mí de ser testigo, ni yo tampoco quería convencerle a ella, es como que nos relajamos y después tuvimos una amistad hermosa.

Pero ahí viene el guiño de Dios: Ella hablaba lengua de señas, y entonces me empezó a enseñar algunas cositas. Después yo entré al seminario y buscaba cada cosa que aparecía en torno a la lengua de señas para aprender. Y cerca del final de mis estudios en el seminario, decidí hacer el curso oficial de lengua de señas. Cursé con mucho entusiasmo, avanzando rápido cada nivel".

"En ese lugar donde yo estudié, todos los profes son sordos, y en un recreo, me acuerdo que una de las profes me llama y me dice que sabía que yo era cura, y me preguntó si podía ayudarla a comprender algunas palabras del Ave María: ´Cuando dice ´Dios te salve, María´, ella hace la seña del verbo salvar, ´¿Pero de qué? Nosotros, los católicos creemos que María ya está en el cielo y está salvada.  Entonces le digo ´Ay, no´, y le deletreo la palabra salve.

Y le explico que es una forma que en la antigua Roma era un saludo, una forma de saludar. En ese momento comprendió el sentido de esa palabra y cambió la seña para decir ´Dios te saluda María´. Luego de tener esa conversación, me pregunta: “¿Vos no nos podés celebrar la misa? Nosotros vamos a la iglesia evangélica, que tienen lengua de señas pero a nosotros nos gustaría la misa, nuestra misa”. 

"A partir de ese momento nos empezamos a reunir ahí con esta profe, y dos profes más que saben mucho español. Ellos son sordos, hablan lengua de señas, pero saben mucho español. Entonces empezamos, no a traducir, sino a interpretar la Misa, oración por oración, parte por parte. Y bueno, fue un laburazo de meses, porque había que buscar, llegar a decir lo que expresa una oración del misal, la oración colecta, por ejemplo, y plasmarla en lengua de señas.

Y para eso estaban ellos que eran sordos, y era su lengua. Entonces yo les explicaba el sentido de la oración y ellos la fijaban. Ahí arrancamos con aquella primera Misa".

Desde tus comienzos, ¿qué actividades pudiste llevar adelante con la comunidad de hipoacúsicos?

“Comenzamos con la primera Misa hace 17 años en la parroquia María Auxiliadora, y te cuento una anécdota de esa primera misa: Terminamos la Misa  -yo estaba renervioso ese día- y antes de la bendición final, un hombre muy mayor, levanta la mano desde el fondo y me pregunta si podía acercarse a decir unas palabras. Le dije que si, entonces viene, me acuerdo, con su trajecito marrón, se para frente a todos y saca la billetera. De la billetera saca una estampita de su primera comunión, amarillenta, y dice: ´Yo hoy quiero contarles que años atrás, muchos años atrás, en esta misma iglesia a la que mi abuela me traía todos los domingos a la Misa, yo me sentaba allá, el cura hablaba, yo veía, no entendía nada, me aburría y medio que me dormía. Después, cuando llegábamos a la casa, mi abuela les decía a mi mamá y a mi papá, que yo me dormía en la misa y me retaban porque era una falta de respeto a Dios´. Y después continuó: ´hoy por primera vez entendí lo que es una misa, hoy entendí que el pan se transforma en el cuerpo de Jesús, que el vino cambia en su sangre´. Fue muy fuerte para mí”, expresó el padre Cabrera.

“Eso llevó después a mucha catequesis que doy en las mismas misas, y también celebré algunos bautismos de bebés con papás sordos, un casamiento, y lo más lindo fue poder comenzar a celebrar el sacramento de la Reconciliación, porque uno me contó que al momento de querer confesarse no podía comunicarse y el cura le dio una bendición, pero la persona necesitaba expresar lo que le estaba pasando. Entonces ahí está también ese espacio de poder mostrar la misericordia de Dios. También preparar a un niño sordo para su primera Comunión. Muchos catequistas tampoco hay, claro, que sepan lengua de señas, y el niño no puede hacer la catequesis, así que yo acomodé un poco mis tiempos y lo fui preparando para que hiciera su primera Comunión”.

¿Que repercusión tuvo esto en la comunidad?

"La devolución siempre es agradecimiento de la comunidad sorda. Para mi es decir ´Dios nos ama, Dios nos quería mostrar cómo se vive, cuál es la forma plena de vivir. Y nos habló en nuestro idioma, se encarnó haciéndose uno de los nuestros. La palabra de Dios se hizo palabra humana, uno de los nuestros. Entonces yo creo que esto pasa también por ahí, de encarnar y de buscar eso, llegar al otro desde donde el otro está y en su propia lengua, sin intermediarios´.

¿Cuándo  comenzaron a transmitir la Misa por Youtube?

“Empezó en agosto del año pasado, más o menos, cuando Luis Cabrera  -del que no somos parientes-  que tiene esta productora que se llama María Studios, me dijo que se había enterado que yo hacía esto con la comunidad sorda y me preguntó si me animaba a celebrar misas en lengua de señas y subirlas al canal de YouTube.

En ese momento, tragué saliva, porque algo que me cuesta mucho es la exposición, pero empezamos con esto de grabar las misas, de subirlas una vez por semana. Y claro, ahí empezó a verla más gente, y empezó a llegar a otras provincias”,  comparte con AICA el padre Marcos.

Y sobre esto, continúa: “Lo gracioso es que nosotros hacíamos las invitaciones como la que circuló recientemente. Yo, el cura, y Mariana o Anabel  -que son sordas-  y que son las que me ayudan con las lecturas. Grabábamosmos e invitábamos a todos en lengua de señas, y quedaba ahí, obviamente era en silencio. Pero a Luis se le ocurrió subtitularlo, y que yo me doblara a mí mismo y le pusiera voz a lo que yo iba diciendo en lengua de señas.

Y eso fue la explosión. Luego de ese video, la gente conocida me empezó a escribir diciéndome que el video les llegó por el grupo de seguridad del barrio, a la otra por el grupo de la clase de zumba. Esta mañana un amigo me comentó que su tía había recibido el mensaje en Uruguay, y una monja me escribe diciéndome que les había llegado el mensaje hasta Italia. Así que bueno, una locura”.

¿Cuál crees que debería ser el paso que la Iglesia debería dar para avanzar hacia una práctica de la fe más inclusiva con respecto a la comunidad de sordos?

“Creo que el primer paso ya está dado, ya que también se está trabajando en otras diócesis, como en Rosario, San Juan, y en Buenos Aires. Que haya curas, consagrados y laicos también, porque a veces con un cura no hacemos nada, sino que necesitamos catequistas, necesitamos que se interesen por esto, y eso ya es muchísimo.

Otro aspecto importante con el que contamos también, es el apoyo de los obispos, y con los  otros curas sentimos que el apoyo está. Por ejemplo, cuando comencé con esta misión, lo compartí con monseñor Carlos Ñañez, quién era el obispo de Córdoba en ese momento y se mostró muy entusiasmado. También, cuando asumió como obispo monseñor Ángel Rossi, charlé con él para contarle quién era y sobre esta misión, y también me alentó a que siga y quedó agradecido sobretodo”.

Por último, el padre Marcos compartió con AICA su expectativa personal: “Como cura, mi gran expectativa a futuro es seguir aprendiendo cada vez más en la lengua de señas, que no es mi lengua materna y a veces uno puede pifiarla. También poder mantener esta misión. Hoy es esto, quizá mañana sea otra cosa, pero seguir dócil a lo que Dios vaya soplando y marcando.

Mi sueño es que seamos muchos, muchos, los que trabajemos por esta realidad, sabiendo que tampoco es la única periferia. Pero en esta realidad concreta seamos muchos como presencia de la Iglesia para mostrarles la presencia de Dios", concluye.

Si querés conocer más y seguir la celebración de la Santa Misa en lengua de señas de cada domingo, y compartir reflexiones del Evangelio en lengua de señas, suscribite al canal de YouTube de María Studios

También, podés conocer más en su cuenta de Instagram de María Studios +

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