Martes 3 de diciembre de 2024

Mons. Fernández: "Con el Espíritu Santo la vida es confianza, es esperanza"

  • 31 de mayo, 2020
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
"Con el Espíritu Santo es una aventura aunque seamos pobres y débiles", recordó el arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, en la misa de Pentecostés.
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El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, presidió la misa por la solemnidad de Pentecostés en la catedral platense, celebración que fue transmitida en vivo por diversas plataformas.



En la homilía, el prelado recordó el que el Espíritu Santo “nos quiere llevar a otro nivel de vida, quiere que creamos firmemente que por más que nos hagan la guerra Cristo ya ha vencido al mundo. Y que sigamos adelante firmes y seguros”.



“No es la vanidad del mundo lo que nos mueve, es el entusiasmo y la confianza del Reino”, sostuvo, y agregó: “Porque Él es el fuego del amor divino, y si se nos apaga el fuego no nos queda nada”.



“Sin ese fuego la Iglesia se convierte en una estructura muerta. Pero si baja el fuego del Espíritu la Iglesia es comunidad viva, decidida, fervorosa, alegre, llena de confianza, derrama vida, derrama luz”, diferenció.



El arzobispo platense insistió en afirmar que “sin ese fuego por dentro estamos fríos, la vida es sólo sobrevivir como podemos tragando la angustia y la melancolía. Pero con el Espíritu Santo la vida es confianza, es esperanza, es serena alegría en medio de las pequeñas cosas, es una aventura aunque seamos pobres y débiles”.



“Sin ese fuego no somos nada y de nada sirven nuestras catequesis, nuestros planes, nuestras ideas. Necesitamos su fuego que ponga calor y color en nuestra fe y en nuestras vidas”, agregó.



Monseñor Fernández se preguntó: “¿Quién es Él?”, y respondió: “Lo sabemos. El Espíritu Santo es el amor que hay entre el Padre y el Hijo: Dice san Pablo que el amor de Dios se derrama en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Porque él es el que une al Padre y al Hijo como un lazo de fuego infinito, puro amor”, exclamó.



“Es difícil imaginar algo tan grande y bello: amor infinito. Pero recordá algunas escenas de tu vida donde has visto a una persona generosa, capaz de querer a otros. Ese mismo amor, pero infinitamente más intenso y bello es el Espíritu Santo. Ese es el que venimos a invocar esta tarde, ese es el que hemos venido a buscar”, concluyó.+