El arzobispo de Mendoza presidió la misa en la parroquia Asunción de la Virgen e invitó a vivir con gratitud la fe, destacando el amor de Dios que sana, rescata y renueva la fidelidad de sus hijos.
Desde el Seminario Nuestra Señora del Rosario, el arzobispo de Mendoza presidió la Eucaristía y destacó el Magníficat como un canto de fe, justicia y esperanza.
El arzobispo de Mendoza alertó sobre la riqueza desmedida, el lujo que ciega el corazón y la urgencia de volver a la Palabra para construir una sociedad más justa y fraterna.
Lo consideró "un instrumento de comunión que provoque diálogo y sostenga procesos" e invitó a recibirlo como ayuda para comprender la realidad juvenil y renovar juntos la misión de la Iglesia.