Al conmemorar el décimo aniversario de la "Invocación por la Paz" en los Jardines del Vaticano, el pontífice propuso que Jerusalén sea la "ciudad del encuentro" amparado por un estatuto especial.
El Observador Permanente de la Santa Sede denunció los ataques a infraestructuras civiles, el uso de armas indiscriminadas en zonas pobladas y los ataques contra personal humanitaria.
La Red Latinoamericana de lucha contra la trata de personas sumó su voz a los llamamientos por la paz en Tierra Santa y pidió se permita la ayuda humanitaria sin obstáculos.
La Conferencia Episcopal Argentina llamó a unirse a la oración que propone Francisco rogando evitar alimentar la "espiral de violencia" y ponerse "del lado de la paz".