Fue este domingo, en la Casa Santa Marta. El arzobispo le transmitió al pontífice aspectos de la realidad arquidiocesana y sus experiencias en este primer año de gobierno pastoral en Buenos Aires.
"Mientras la miseria, la injusticia y la violencia roban a los hombres el pan de cada día, Jesús se ocupa de la mayor necesidad: nos salva, alimentando nuestra vida con la suya, para siempre", afirma.
Pidió confiar en la diplomacia, "absteniéndose de acciones y reacciones violentas". Rogó que el ejemplo de los mártires congoleños favorezca la paz y saludó a las mujeres que peregrinan en Polonia.
"La pena de muerte no hace justicia, es un veneno para la sociedad", escribe Francisco en el prólogo de un libro escrito por un abogado estadounidense que acompaña espiritualmente a los condenados.