Lunes 29 de abril de 2024

El obispo castrense recordó a los 44 tripulantes del ARA San Juan

  • 16 de noviembre, 2023
  • Buenos Aires (AICA)
En una misa al cumplirse seis años del hundimiento del submarino, Mons. Santiago Olivera destacó: "Renovamos la memoria de aquellos que, en cumplimiento de su deber y vocación, perdieron la vida".
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El obispo castrense, monseñor Santiago Olivera, presidió el 15 de noviembre la misa por el 6° aniversario del hundimiento del ARA San Juan en la catedral Stella Maris, del barrio porteño de Retiro, donde se recordó a los 44 tripulantes del submarino.

En la homilía, monseñor Olivera agradeció a todos por estar presentes en la Eucaristía, al señalar: “Es importante, año tras año, renovar nuestra oración confiada por aquellos hermanos nuestros que, cumpliendo esa vocación que abrazaron, perdieron la vida”. 

Luego de nombrar, uno por uno, a los miembros de la tripulación fallecida, el obispo castrense consideró que es importante “recordar sus nombres; ya que son parte de nuestra familia argentina, nuestra gran familia naval”. 

“Nos reunimos, para renovar la memoria de aquellos que en cumplimiento de su deber y vocación perdieron la vida”, reiteró.

Asimismo, expresó que es un acierto reflexionar en esta jornada sobre la lectura del Libro de la Sabiduría, que dice: “Las almas de los justos están en las manos de Dios, a los ojos de los insensatos parecían muertos, su partida de este mundo fue considerada una desgracia y su alejamiento de nosotros, una completa destrucción, pero ellos, están en paz”.

“Con esta convicción es que rezamos a Dios por el alma de estos 44 hermanos nuestros que perecieron viviendo su vocación; cosa que saben ustedes más que nosotros, pero que, por ser parte de nuestra familia castrense, los capellanes lo sabemos y lo meditamos más de una vez, y lo experimentamos con cercanía”, fundamentó.

“La vocación para las Fuerzas Armadas es una vocación, podríamos decir, de permanente riesgo; la vida ofrecida que a algunos nos toca justamente dar hasta lo más preciado, que es la propia vida, por el cumplimiento del deber”, sostuvo.

En otro párrafo, monseñor Olivera expresó: “Nosotros pedimos por el eterno descanso de estos hermanos nuestros, pero también y a la vez damos gracias por el don de la vida de cada uno de ellos. Y extendemos nuestra acción de gracias por cada uno de los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas que son parte de nuestra Iglesia diocesana, que entregan diariamente sus vidas y que en algunos momentos nos ponen bajo la mirada de aquellos que lo hicieron de un modo extremo”.

“La gratitud es una condición clave para la vida del creyente, y nosotros en este día también queremos unirnos para agradecer el don de la vida de estos 44 hermanos nuestros. Pedimos por ellos, que nos preceden; todos sabemos, aunque nos cueste -decíamos el 2 de noviembre en la misa que tradicionalmente celebramos aquí, en la iglesia catedral Stella Maris, por los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas, por todos los fieles difuntos-, que la muerte es una realidad que todos conocemos, pero que a ninguno nos gusta contemplarla o pensarla”, recordó.

Por último, monseñor Olivera invitó a pedirle al Señor por “estos hermanos que nos precedieron, que podamos vivir con hondura nuestra fe, que sepamos que para morir solo hace falta estar vivo. Renovemos nuestra certeza y confianza de un Dios que no se distrae y, como lo decía en el Libro de la Sabiduría: ‘Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los afectará ningún tormento, a los ojos de los insensatos parecían muertos, su partida de este mundo es considerada una desgracia, pero ellos están en Paz’”.+