Miércoles 1 de mayo de 2024

La diócesis de San Luis tiene un nuevo sacerdote

  • 22 de marzo, 2021
  • San Luis (AICA)
El obispo de San Luis, monseñor Gabriel Bernardo Barba, ordenó sacerdote a Gustavo Ariel Caro, en una ceremonia que tuvo lugar el 18 de marzo en la catedral.
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El obispo de San Luis, monseñor Gabriel Bernardo Barba, presidió el 19 de marzo la misa en la que ordenó sacerdote al diácono Gustavo Ariel Caro en la catedral San Luis Rey. La misa fue concelebrada por algunos sacerdotes de la diócesis de San Luis.

En su homilía, monseñor Barba expresó: “La diócesis de San Luis, en este año de San José, en las vísperas de su fiesta, se alegra. Nos alegramos por vos, Gustavo, que recibirás este regalo, esta gracia que es el Orden Sagrado del sacerdocio”.

El obispo aconsejó al nuevo sacerdote, vivir su ordenación “bajo la sombra de San José, bajo su amparo y su luz. Esa luz que irradia su mirada, su vida, su silencio”. Y agregó: “La vida de San José, el silencio de San José, es un silencio que ilumina porque queda clara la actitud del corazón, así como queda clara su humanidad”.

Refiriéndose a la primera lectura, el prelado señaló: “En el segundo libro de Samuel, el profeta Nathán decía: Él edificará una casa para mi nombre, yo afianzaré su trono real”. 

“A vos, Gustavo, te va a tocar ser constructor de esta casa de Dios, de este reino y para eso en primer lugar, como decía también esta lectura de Samuel, primero tenés que ser hijo y quien sabe ser buen hijo, podrá ser buen padre”.

Posteriormente, el prelado dijo: “En el camino de la vida de la fe, primero ser hijos: hijos amados de Dios y porque somos hijos, podemos ser hermanos, en tu caso, Gustavo, por el Orden Sagrado Presbiteral, vas a poder ser padre, debes ser un buen padre”.

Monseñor Barba continuó: “Hoy vas a recibir verdaderamente un don. El sacramento del Orden Sagrado es una gracia, es gratuito, es un regalo, y un don que también se recibe para ser dado, un don que no es para alimentarte para vos mismo, sino que es un don que es para alimentar al pueblo de Dios”.

Finalmente, retomando la figura de San José, consideró que él “nos enseña a ser protagonistas sin ocupar los primeros lugares. Este es un rol propio del sacerdote, del buen pastor que está al servicio”. Y expresó: “no estamos ni para ser admirados ni para ser aplaudidos, ni para ser reconocidos, sino que estamos llamados a ser servidores”.

Para culminar, monseñor Barba pidió la intercesión a San Luis Rey, a la Virgen María, y en este año de San José, seguir su ejemplo para ser un buen pastor: “Vas a tener que ser constructor de tu propia historia a la cual fuiste llamado, vivir en comunión y servir a tus hermanos principalmente a través de la Eucaristía, alimento sagrado que vas a poder celebrar y distribuir, a través del perdón que es un regalo de Dios”.

A continuación, monseñor Barba impuso las manos sobre la cabeza del diácono Gustavo ordenándolo sacerdote. Luego todos los sacerdotes compartieron ese gesto, símbolo del sacerdocio de Cristo. Seguidamente el nuevo sacerdote fue revestido con sus ornamentos y ungido con el Santo Crisma, que significa su consagración al servicio de la santificación de los fieles.

El nuevo presbítero recibió la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios. El saludo de la paz del obispo es signo de la incorporación de Gustavo al presbiterio y al único sacerdocio de Cristo.

Antes de finalizar la celebración el neopresbítero dirigió unas palabras a la comunidad: “Gracias a toda mi familia, a mi obispo, monseñor Gabriel, a monseñor Pedro por el tiempo en que me acompañó, al seminario, a todos los sacerdotes, los diáconos, los seminaristas, a los monaguillos, y a todos los que hicieron posible esta emotiva celebración”.

También agradeció a las comunidades parroquiales de la provincia de San Luis, a quienes estuvieron presentes, y a los que siguieron la misa por las redes sociales. “Este -sostuvo- es un regalo inmenso de Dios e inmerecido, y ojalá que en este día y siempre, marque en lo más profundo de mi corazón que es para servirlo a Él y a su santa Iglesia, es decir, servir a todos”.

Para concluir, el padre Gustavo expresó: “Muchas gracias de corazón a todos. Serviré al Señor con alegría. ¡Vivan Jesús, María y José!”.

A continuación, monseñor Barba, en nombre del Santo Padre, impartió la bendición con indulgencia plenaria a todos los fieles presentes y a quienes siguieron la misa a través de los medios de comunicación. La bendición final estuvo a cargo del nuevo sacerdote, Gustavo Caro.+