Martes 16 de abril de 2024

Mons. Mestre: "Ser fieles en las grandes cosas que encomiende el Señor"

  • 18 de noviembre, 2020
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
El obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, reflexionó con la parábola de los talentos animando a reconocerlos y darle gracias a Dios por ellos.
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En su reflexión para el domingo 33º durante el año, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, explicó que la parábola de los talentos nos invita a “repensar nuestra vida a la luz del sentido simbólico de la palabra” que, si bien era una unidad monetaria, simboliza “aptitud, capacidad e inteligencia para algún ámbito particular de la vida”.

Reconocer y dar gracias por mis talentos y los de los demás
En primer lugar, el obispo Mestre propuso “diagnosticar cuáles son los talentos que Dios nos ha dado a cada uno. Todos tenemos talentos, cada uno según nuestra capacidad”, dijo, y animó a la comunidad a descubrir los propios talentos y los de nuestros hermanos: “Capacidad de serenar ánimos, escucha, organización, sensibilidad con los pobres y enfermos, aptitudes más fuertes en la comunicación social, talento en dar consejos, capacidad de hacer aportes positivos en momentos de crisis…”. El desafío, señaló, es tomar contacto con los talentos y “darle gracias a Dios porque nos los ha entregado a cada uno y todos para fructificar”.

Responder fielmente en lo poco
En el segundo punto, monseñor Mestre hizo referencia a la importancia de “ser fieles en lo pequeño, en lo simple, en lo cotidiano, en las cosas de cada día”. Un ejercicio “simple y profundo a la vez” que nos ayudará a “ser fieles en las grandes cosas de la vida que nos encomiende el Señor”. En este sentido, el obispo recordó “superar la tentación mundana de darle valor solo a lo que es humanamente grande”, y puso como ejemplo a Santa Teresita.  

Siempre invertir con audacia
Finalmente, destacó el “aspecto más dramático del relato”: “tener miedo y enterrar el talento”. El obispo marplatense, animó, en cambio, a “invertir”, porque quien “no apuesta, no arriesga, no se deja atrapar por la novedad de Dios y la audacia del Evangelio”. “Sea por comodidad, por retraimiento, por no querer estar en salida se termina ahogando la vida que Dios quiere generar con los talentos que nos regala”, advirtió, y sostuvo que “la vida está llamada a ser fecunda en el desarrollo de los propios talentos”. Finalmente, animó a que “con la gracia de Dios y la audacia del Espíritu superemos el miedo que paraliza e invirtamos los talentos que Dios nos ha regalado”.+