Mons. Ojea: 'El Señor viene cada día en el rostro de los hermanos'
- 13 de agosto, 2025
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
El obispo emérito de San Isidro animó a "caminar mejor para servir, caminar mejor para estar atentos a los demás, caminar mejor para vivir la alegría del Señor y de su Reino".
El obispo emérito de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, recordó que el domingo pasado el Señor hablaba de la acumulación de bienes y de que la vida no está asegurada por las riquezas.
"No podemos poner la seguridad solo en ellas", enfatizó en su reflexión semanal.
"Aquí con infinita ternura les dice a sus discípulos, 'pequeño rebaño, ha sido del agrado de mi Padre darles el reino. Pongan su corazón en el reino'", citó y explicó que es como si dijera: "Si tienen el corazón en el reino, no tendrán nada que temer, no les pasará nada".
"Si pueden vivir administrando bienes, siendo generosos con los demás, dando limosna, olvidándose de sí mismos, aprendiendo a compartir, de verdad no tiene nada que temer porque estamos sembrando para el cielo, estamos sembrando para ese lugar donde tenemos puesto el corazón", puntualizó.
El obispo sostuvo que el tema de la vida personal es dónde cada uno pone el corazón y amplió: "Y corazón, como nos enseña el papa Francisco, que es un centro, un espacio integrador de pensamientos, sentimientos, decisiones, que es lo más íntimo de la persona".
"Tenemos que estar atentos porque la vida humana siempre es una lucha y siempre tenemos que estar vigilantes", propuso y explicó: "Quiere decir la posición que tiene uno con la ropa cuando quiere caminar libremente. Estar bien ajustado el cinturón para poder estar más ágil, más libre, caminar mejor".
Caminar mejor para servir
"Caminar mejor para servir, caminar mejor para estar atentos a los demás, caminar mejor para vivir la alegría del Señor y de su Reino", aseguró.
Monseñor Ojea afirmó que "el Señor viene cada día. Viene cada día en el rostro de los hermanos, viene cada día en la situación concreta que se me presenta. Su palabra siempre busca mi corazón. No tengo que dejarlo pasar".
"Corazón que no se quiere dormir, que no se deja estar. Cuando esperamos a alguien, aunque no estemos en la puerta, lo esperamos con la luz prendida porque estamos ansiosos de que venga. Esto quiere decir con las lámparas encendidas", indicó.
"Que podamos vivir para el Reino de Dios sembrándolo ya en la tierra a través de nuestra generosidad y de nuestro desprendimiento, sin miedo; porque a este rebaño que somos, el Señor quiso con todo su corazón darnos el Reino", concluyó.+