Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Scheinig a los catequistas: "No dejen de predicar a Jesús"

  • 24 de agosto, 2020
  • Luján (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, presidió el 21 de agosto en la basílica y santuario de Nuestra Señora de Luján, la Eucaristía en el Día del Catequista.
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Con una misa presidida por el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, el viernes 21 de agosto los catequistas de la arquidiócesis celebraron su día y renovaron su compromiso de ser fieles a la misión encomendada. 

Durante la celebración, que tuvo lugar en la basílica y santuario de Nuestra Señora de Luján, presentaron signos que identifican el modo de dar catequesis en este tiempo particular.

En su homilía, monseñor Scheinig hizo referencia al Evangelio de Lucas que “nos ayuda a pensar nuestra identidad como cristianas y cristianos”. 

“En la misión aprendemos y toda la vida cristiana es ser discípulos de Jesús, escuchar su Palabra y entregarla. Este Evangelio que nos revela nuestra identidad nos ayuda a pensar, a reflexionar en este día del catequista en esta misión específica dentro de la Iglesia. Cristianas, cristianos que son llamados para un servicio: transmitir la Palabra, no sólo para los sacramentos, sino también para que otros lleguen a descubrir esta identidad cristiana, que en el fondo es una manera de ser, de vivir”, afirmó.

“Jesús se encuentra con los pescadores que estaban lavando las redes y que habían pasado toda la noche pescando, pero no pescaron nada”, recordó el prelado, e invitó a imaginar el ánimo de esos pescadores: “Imagino que ese ánimo se habría convertido en desánimo, porque cuando uno tiene todo para alcanzar un objetivo –la pesca -, tenían la barca, las redes, sus manos, tenían todo y la pesca no se da, uno queda bajoneado, porque no pudo hacer lo que deseaba”.

“Nosotros conocemos ese sentimiento. Pensemos en el desánimo que muchas veces invade a los agentes pastorales y también a los catequistas. Nos desanimamos porque no alcanzamos los objetivos, y tenemos todo, materiales, lugares, personas. En este año hemos descubierto lo que significa transmitir catequesis a través de las redes sociales”, señaló.

“El desánimo es un sentimiento complejo porque pone todo patas para arriba, me termina cuestionando la validez de lo que hago, de lo que no hago, si sirvo, si no sirvo, si sirve. Cuando el desánimo se convierte en algo agudo, también pone patas para arriba la fe. Un desánimo grave nos quita el sentido de lo que hacemos y para qué lo hacemos”, consideró.

Volviendo al Evangelio, destacó: “Jesús va a estar presente a la multitud, pero muy especialmente va a trabajar en el ánimo de ellos y van a comenzar con Jesús una escuela novedosa, una escuela de vida; porque al entrar en contacto con Jesús no van a adquirir una doctrina nueva, van a descubrir otra manera de vivir. Y tanto se van a motivar, tanto ánimo van a alcanzar, que van a dejar todo para que otros también se animen a esa manera de vivir”.

En ese sentido, enumeró dos claves para la vida catequística: “Los discípulos se dieron cuenta de que Jesús atrae, su Palabra es atractiva. Se retira a una barca a predicar, la gente lo escucha y esos pescadores van a ver que la Palabra de Jesús atrae, despierta en la gente novedad, hace que las personas la escuchan y descubran lo mejor de sí mismas. No se trata de ser más o menos inteligentes o más o menos capaces. Jesús atrae de tal manera que despierta en el que lo escucha el sentido pleno de la vida, lo mejor de cada ser humano”.

“Cuando nosotros hacemos experiencia, nos damos cuenta de que vale la pena dar tiempo, dar vida. Jesús atrae y nosotros debemos tener  cuidado en no convertirnos en profesionales de la Palabra, sino ser personas enamoradas de la Palabra”, advirtió. “La Palabra de Jesús no la podemos recitar de memoria. Esa Palabra no despertaría nada en otros, ni siquiera en nosotros mismos. La Palabra de Jesús es Palabra viva”, sostuvo.

“Lo segundo que van a experimentar los apóstoles, ya en la intimidad de la barca, que esa Palabra es poderosa, es eficaz, que lo que dice se realiza y que incluso realiza cosas que no son lógicas. No era lógico pescar a la mañana, se pescaba de noche. Ellos se dan cuenta de que la Palabra de Jesús rompe nuestras lógicas, tiene la fuerza de dar Vida, la misma fuerza de Dios creador, la Palabra de Jesús recrea la vida”, añadió.

“Podemos dar testimonio de la fuerza que tiene la Palabra de Jesús. O acaso un papá, una mamá, un matrimonio que viene peleado con la Iglesia y trae a su hijo a la catequesis y nosotros vemos el cambio que va haciendo esa persona en contacto con la Palabra del Señor, ¿Quién hace ese cambio, que parece imposible? ¿Quién catequiza un niño cuando pesca el misterio de Dios como yo no lo pesco, que nos dice cosas que uno no puede dejar de admirar? ¿No es el Espíritu, no es Dios, no es la fuerza de la Palabra?”, planteó. 

“Los discípulos van a experimentar que el Señor es atractivo y que está tan comprometido con la vida que él la recrea. Nuestra identidad de catequistas está ahí, en la confianza en Jesús y su Palabra que hace despertar lo mejor de las personas”, aseguró. “Por eso cuando termina la pesca y los discípulos se dan cuenta de que están delante del Señor, escuchan de Jesús: ‘Ustedes serán pescadores de hombres’. Jesús invita a esos sencillos hombres a generar en el mundo una revolución. Nosotros estamos invitados a lo mismo, en este tiempo”, afirmó.

“En este tiempo que nos toca vivir a nosotros, en este momento de la historia, el Señor los llama a ustedes catequistas para que, enamorados de la Palabra, enamoren a otros y generen una fuerza nueva, una vida nueva. En los momentos de desánimo tenemos que ser muy capaces de volver a este Evangelio y hacer lo que hicieron estos discípulos”, animó.

Yo, como obispo de esta arquidiócesis, les digo: “Vayan, confío en ustedes, los envío, ejerzan este oficio a tiempo y a destiempo, no dejen de predicar a Jesús”, concluyó.+