Jueves 25 de abril de 2024

Tristeza de la Iglesia en Bangladesh, por la muerte por coronavirus del arzobispo Moses Costa

  • 14 de julio, 2020
  • Daca (Bangladesh) (AICA)
"Gran tristeza y sensación de pérdida", expresó el episcopado de Bangladesh al comunicar el fallecimiento, ayer, en Daca, del arzobispo de Chittagong, Mons. Moses M. Costa por coronavirus.
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“Gran tristeza y sensación de pérdida”, expresó el episcopado de Bangladesh al comunicar el fallecimiento, ayer, en Daca, del arzobispo de Chittagong, monseñor Moses M. Costa a los 70 años a consecuencia de la infección por coronavirus.

La noticia fue dada a conocer por el presidente de los obispos de Bangladesh, cardenal Patrick D'Rozario, con un mensaje en el que explica que las razones de su muerte fueron “una serie de accidentes cerebrovasculares causados por sangrado cerebral “y se confirma la probabilidad de que esta patología sea consecuencia de la infección por coronavirus. Aunque todas las pruebas fueron negativas, su situación había empeorado en las últimas 48 horas.

Entre las primeras en expresar sus condolencias, estaba la hermana Prema, superiora general de las Misioneras de la Caridad: “Me entristece mucho, dijo ella, saber que está muerto. Monseñor Costa fue muy bueno con las Misioneras de la Caridad que trabajan en su arquidiócesis de Chittagong “. 

El obispo Paul Ponen Kubi, de la diócesis de Mymensigh, presidió la misa exequial en Daca. “El arzobispo Moses Costa era un pastor atento. Cuidaba cariñosamente de sus fieles. Siempre estuvo unido al pueblo de Dios en los tiempos más difíciles, cuando era perseguido Era un líder de profunda espiritualidad”, destacó en su homilía. “El arzobispo fue una figura destacada de la Iglesia en Bangladesh y un líder muy apreciado también por los no cristianos. Su desaparición suscita dolor y sume en el luto y la tristeza a la Iglesia católica de Bangladesh, pero también a toda la sociedad”, lamentó.

“El arzobispo Moisés sentía especial simpatía hacia los jóvenes. Les dedicaba una gran atención pastoral que ellos notaban y por eso lo apreciaban mucho. Llevaba a cabo su servicio apostólico en la Comisión Episcopal para la Juventud y se dedicaba a promover el crecimiento humano y espiritual de los jóvenes, acompañándolos en su crecimiento. Muchos jóvenes encontraron la luz de la vida gracias a su amoroso cuidado humano, espiritual y pastoral. Era un hombre de oración, pero también un buen administrador, un líder con visión de futuro, un escritor reflexivo y buen orador, un maestro de la cultura. Sus pensamientos y su trabajo de promoción humana y cristiana fueron una contribución excepcional para muchas diócesis y parroquias. Su desaparición es una pérdida irreparable para la Iglesia en Bangladesh. Que el Señor misericordioso le conceda la paz eterna”, insistió el obispo en su homilía.+