En la misa de clausura de la 50ª Semana Social Católica en Italia, el Santo Padre advirtió sobre una "religiosidad cerrada en sí misma".
A la hora del Ángelus, en el marco de su visita a Trieste -una ciudad situada entre Europa occidental y los Balcanes-, dijo que el reto "es conjugar apertura y estabilidad, acogida e identidad".
En una carta abierta dirigida a los jóvenes de la diócesis de Iasi (Rumania), el pontífice alentó a los jóvenes a "ser portadores de esperanza y constructores de puentes".
Ibrahima relató su emoción por lo vivido junto al pontífice. Dijo que le contó su historia de torturas en las cárceles libias y le entregó su libro, escrito "para dar voz" a los que no sobrevivieron.