Lunes 6 de mayo de 2024

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"Escucha, Israel..." (Deut 6, 4)

Carta pastoral 2023 de monseñor Sergio O. Buenanueva, obispo de San Francsico, sobre la escucha en el camino sinodal (San Francisco, 22 de febrero de 2023 Miércoles de Ceniza, inicio del camino cuaresmal)

A los fieles católicos de la Iglesia diocesana de San Francisco. Queridos hermanos:

1. Escuchar es el verbo de la La Palabra de Dios ha llegado a nosotros, se ha hecho oír y, escuchada y aceptada en el corazón, ha engendrado en el santo Pueblo fiel de Dios la fe, la esperanza y la caridad.

2. El camino sinodal de nuestra Iglesia diocesana está en marcha. Los primeros pasos son esperanzadores. Nuestras comunidades se van involucrando, a distinto ritmo e intensidad. Los bautizados (laicos, pastores y consagrados) vamos cobrando conciencia de nuestro lugar en este “caminar juntos” como Iglesia

3. Según lo previsto, después de un tiempo de motivación, estamos iniciando la fase de escucha de nuestro camino sinodal. Como lo hemos formulado: queremos escuchar la voz del Espíritu en las múltiples voces en que Él habla y nos hace llegar su Se trata siempre de estar abiertos al paso de Dios por nuestra vida que está, como lo percibió Elías en la montaña, “en el rumor de una brisa suave” (1 Re 19, 12).

4. En realidad, este ejercicio de escucha no nos es extraño. Es nuestra experiencia más honda de la fe. En diversos momentos de la vida, hemos sentido que teníamos que hacer silencio y ponernos a la escucha de ese Dios que nos hace oír su llamada. Es la experiencia de nuestras comunidades llamadas a la misión: reunirse, suplicar el don del Espíritu, escuchar la Palabra e identificar los caminos para anunciar el

5. La escucha es así una dimensión permanente de nuestra fe y de la vida de la Iglesia. Cada domingo nos reunimos para escuchar la Palabra de Dios que nos llama y nos une en comunión y, obedientes a ella, alimentarnos con Pan vivo bajado del cielo, la Palabra hecha Eucaristía. Y es la escucha que prolongamos en toda nuestra vida pastoral: de la catequesis a la misión, en Caritas y en los demás servicios

6. Esta dimensión permanente de nuestra vida eclesial se concretiza ahora en la fase de escucha del camino sinodal Tiene como finalidad preguntarnos cómo hemos recibido la fe y cómo hemos de transmitirla hoy. Nuestra vocación como Iglesia diocesana es iluminar con la luz del Evangelio la vida de nuestros hermanos y hermanas que viven en el espacio vital de nuestra diócesis. Se trata, por tanto, de una escucha misionera.

7. Esta fase de escucha implica poner en marcha algunos procesos. Identifico tres dimensiones de la única escucha del Señor. No son momentos alternativos o que se sucedan en el tiempo, sino tres dimensiones que caracterizan a la fe como respuesta al Dios que se

a. En primer lugar, la escucha de Dios que nos habla por Jesucristo, dóciles a su Espíritu. Se trata de un momento, a la vez, personal y comunitario. Es el camino de la oración en todas sus formas. Cada bautizado está llamado a experimentar una presencia y acción inmediata del Espíritu en su vida: Jesús nos llama por nuestro

b. En segundo lugar, es la escucha fraterna en nuestras comunidades y espacios pastorales. Se trata de escucharnos unos a otros con atención, respeto y deseo sincero de dejarnos alcanzar por el corazón del hermano, su experiencia de fe, sus temores y búsquedas. Nos sentimos responsables de la fe recibida y queremos ser fieles a ella y creativos en iluminar con su luz la realidad que

c. En tercer lugar, se trata de escuchar la voz del Espíritu que habla desde las periferias de nuestras comunidades: tanto de los que están lejos como de aquellos que edifican nuestra sociedad, luchando por la justicia y el progreso de Se trata de personas, instituciones u organizaciones que dan vida a la sociedad civil. De manera particular, hemos de estar atentos a las personas que, por diversos motivos, experimenta la fe como algo extraño a sus vidas, o incluso como algo negativo.

8. El modo de llevar adelante la escucha será oportunamente indicado por el Equipo Diocesano para el Camino Sinodal. En esta Carta pastoral quisiera detenerme en los sujetos que hemos de llevar adelante esta escucha de fe: tantos las personas como las comunidades y otros espacios pastorales: ¿Qué actitudes espirituales hemos de cultivar? ¿Qué actitudes y modos, personales y comunitarios, tenemos que convertir para una escucha auténtica y profunda?

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9. “Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: no endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto: cuando sus padres me pusieron a prueba, y dudaron de mí, aunque habían visto mi rostro” (Salmo 94, 7c-9). Cada mañana, la Iglesia en oración dispone su corazón con las estrofas del salmo 94. Los versículos citados evocan un momento de zozobra en el peregrinaje de Israel por el desierto: las graves dificultades del camino despertaron el miedo, y éste dejó entrar la desconfianza en Dios, en su providencia y fidelidad: ¿se puede realmente confiar en Dios? ¿No es mejor abandonar el riesgo del camino e instalarnos en lo seguro?

10. La invitación a la escucha es precedida por el reconocimiento de la grandeza del Creador y, sobre todo, de su alianza con el pueblo. Por eso, la primera actitud que el salmo favorece es la adoración que surge de la contemplación de la creación y de la historia de la salvación. La adoración se une a la acción de gracias: el Señor es la Roca firme, se puede confiar en Él. Somos su pueblo y Él es nuestro

11. Para disponernos a la escucha necesitamos vivir (o recuperar) la hondura espiritual que nace de la experiencia de Dios, de su misericordia y su presencia fiel en nuestra historia, tanto personal como eclesial. Esta experiencia nos hace alegres, fuertes y serenos, alejando de nosotros el miedo, la dureza de corazón y la ceguera espiritual que nos vuelven desconfiados y amargados, quejosos y

12. Por eso, la Oración del camino sinodal ("Estamos ante tí, Espíritu Santo…") es una gran súplica de libertad interior para no desviarnos del camino de la verdad. Somos débiles y pecadores: nos pueden nuestra ignorancia, prejuicios y falsas consideraciones. Todos necesitamos ser purificados por Dios del peso de nuestro egoísmo que deforma nuestra percepción de la realidad.

13 Cualquier proceso espiritual de escucha es tan fascinante y necesario como difícil y riesgoso. Por eso, viene en ayuda de nuestra debilidad el Espíritu Santo, al que tenemos que invocar siempre con sencillez de niños. Le pedimos humildad para saber escuchar, valentía para expresar nuestros puntos de vista y audacia evangélica para dar pasos de conversión. Necesitamos silencio para dejarnos alcanzar por el

14, Así planteada, la fase de escucha que estamos iniciando supondrá un perseverante camino de encuentro, de diálogos amplios y de oración contemplativa para descubrir juntos los caminos de Dios para nuestra Iglesia Vale la pena emprender este camino, aunque resulte, por momentos, fatigoso.

15, Los invito a mirar, una vez más, a María, Virgen de la escucha, la obediencia y del servicio. Con “espíritu mariano” dispongámonos a vivir esta etapa de nuestro camino como familia

Con mi bendición.

Mons. Sergio O. Buenanueva, obispo de San Francisco