Martes 7 de mayo de 2024

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Mensaje Pascual de los obispos de Santiago del Estero

Mensaje de monseñor Vicente Bokalic CM, obispo de Santiago del Estero; de monseñor José Luis Corral SVD, obispo de Añatuya y de monseñor Enrique Martínez Ossola, obispo auxiliar de Santiago del Estero, para la Pascua 2023

Pascua es Jesucristo Crucificado y Resucitado que regenera nuestra esperanza

Las Diócesis de Santiago del Estero y de Añatuya queremos llegar a todas las comunidades con el saludo y mensaje pascual que como Iglesia estamos celebrando en estos días. Que la alegría de la Resurrección ilumine estos tiempos difíciles que corren y germinen entre nosotros semillas de esperanza. 

Esta Pascua la vivimos en un contexto donde nos encontramos con muchos hermanos y hermanas que viven la desolación y la incertidumbre; se nota un tanto de indiferencia hacia lo religioso y enfriamiento en el compromiso comunitario; somos testigos de torpezas y maltratos en las familias y en el conjunto de la sociedad; hay un índice alto y preocupante de pobreza y desigualdad; la hostilidad y la violencia con múltiples manifestaciones se hace presente en los comportamientos y relaciones; se descubre que hay muchas personas marcadas por la tristeza y la desilusión; no podemos negar que estamos heridos y fragmentados por la desconfianza y el mal.

En este tiempo pascual ponemos nuestra mirada en Jesús, él carga y asume nuestros dolores, angustias y sufrimientos, los lleva a la cruz para redimirnos y nos ofrece la vida nueva que de allí brota y se desborda. En la Cruz y en el sepulcro con la piedra que lo sellaba, parece que la esperanza se desvanece, todo tiene apariencia de fracaso y de final, que todo termina y se clausura. Pero también somos invitados a dejarnos encontrar por el Resucitado en la alborada del primer día, que justamente viene a transformar e iluminar la realidad de muerte, de mentira y de oscuridad en espacios de vida, de verdad y de luz. Necesitamos cultivar y crecer en la esperanza; ella nos levanta, nos mantiene en pie, nos hace caminar

Cuando todo parece que ha llegado a su peor final es cuando se reinicia un tiempo nuevo. Necesitamos reafirmar la esperanza, convencidos que la muerte ha sido vencida y que el amor sacrificado y entregado del Señor lo transforma todo. El Resucitado trae una gran novedad a la historia humana y hace nueva todas las cosas. Nos decía a propósito el Papa Francisco en su última catequesis: “La esperanza de Dios brota así, nace y renace en los agujeros negros de nuestras expectativas decepcionadas; y esta, sin embargo, no decepciona nunca…en la cruz, terrible instrumento de tortura, allí Dios ha realizado el mayor signo del amor. Ese madero de muerte, convertido en árbol de vida, nos recuerda que los inicios de Dios empiezan a menudo en nuestros finales: Él ama obrar maravillas”. 

Miremos el árbol de la vida y el rostro luminoso del Cristo Resucitado para que retoñe en nosotros la esperanza, para ser sanados de la tristeza y del odio, para que se cicatricen las heridas que nos hacen sangrar como humanidad, para limpiar el corazón y nuestros ambientes de todo lo que contamina la convivencia fraterna. Queremos resucitar con Cristo, dejando las apariencias para vivir en la verdad sin maquillajes y con autenticad; volviendo a lo esencial y a la simplicidad sin dejarnos seducir por lo superfluo y ostentoso; centrados en lo importante y fundamental sin perdernos en internas y enfrentamientos estériles. 

Con el Señor Jesucristo, Vivo en medio nuestro, que nos devuelve la alegría de vivir, que nos hace perseverar en el camino del compromiso evangélico, somos invitados a ir hacia los hermanos más despojados, olvidados, abandonados para compartir la vida renacida que nos alcanza la Pascua. El Resucitado nos envía a enjugar nuestras lágrimas, unos a otros, cada uno en su dolor; a cuidar la vida de todos y en todas sus etapas; a inclinamos hacia los que sufren; a darles de comer nosotros mismos a los que nos necesitan, a superar y trascender las indiferencias y las polarizaciones.

Éste es el tiempo para liberarnos de la apatía y del desinterés por los demás, porque si nos quedamos centrados y encerrados en nosotros mismos nos morimos. Pascua es apertura, encuentro, comunión, para pasar juntos hacia mejores condiciones y oportunidades de vida plena y digna para todos. Pascua es la decisión de volver a la opción primera de amar, servir, perdonar; el Crucificado-Resucitado nos muestra que donde hubo una marca de sufrimiento se puede dar el paso para que sea un foco de luz. Si somos capaces de no dejarnos infectar por el rencor y el resentimiento, si logramos convertir el mal en bien, el dolor en amor, la venganza en reparación la Resurrección de Cristo se manifestará en nuestras vidas y en nuestros vínculos. 

Ésta es nuestra Esperanza, no es incierta ni inconsistente, sabemos que no será defraudada porque Cristo nuestra Pascua, verdaderamente, ha Resucitado. 

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN 2023! 

Mons. Vicente Bokalic CM, obispo de Santiago del Estero
Mons. José Luis Corral SVD, obispo de Añatuya
Mons. Enrique Martínez Ossola, obispo auxiliar de Santiago del Estero