En la apertura del Año Santo, el arzobispo recordó que la esperanza "no nos pone anteojeras frente a la realidad, sino que nos invita a abrazarla, a amarla y a afrontarla en perspectiva samaritana".
Ante el inicio en las diócesis argentinas el próximo domingo, el presidente del Episcopado alienta a comunicar la esperanza a jóvenes, a enfermos, a las familias, a los migrantes y a los más pobres.
"Si estamos confundidos o dejamos de amar, volvamos la mirada a este Niño que, con sus bracitos, nos hace uno, nos reúne junto a Él", sugirió el arzobispo de Mendoza.
El planteo del arzobispo de Mendoza fue en la misa de cierre del Año Jubilar, Vocacional y Misionero. Convocó a "ser rostros de la ternura de Dios", en el marco de la celebración de la Inmaculada.