Martes 14 de octubre de 2025

Consagrados misionaron en la ciudad de Córdoba

  • 14 de octubre, 2025
  • Córdoba (AICA)
Provenientes de distintas congregaciones, estuvieron del 27 al 30 de septiembre compartiendo el Evangelio en el barrio Argüello, en el norte de la ciudad, y Nuestro Hogar 3, en la zona sur.
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Más de 50 consagrados de distintas congregaciones misionaron, del 27 al 30 de septiembre, en la ciudad de Córdoba, compartiendo el Evangelio en el barrio Argüello, en el norte de la ciudad, y Nuestro Hogar 3, en la zona sur.

A ellos se sumaron laicos misioneros y vecinos de ambos barrios, quienes caminaron junto a los consagrados, compartiendo la alegría del encuentro, la escucha y la fe vivida en comunidad. 

Participaron congregaciones y movimientos de gran diversidad y riqueza carismática, entre ellos: Misioneras Claretianas, Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, Oratorio Mariano Madre del Pueblo de Dios, Orden de la Merced, Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, Movimiento de la Palabra de Dios, Congregación de Don Orione, Hijas de María Señora del Huerto, Orden de Vírgenes Consagradas, Hermanas Dominicas de San José, Misioneros de la Comunidad Católica Fe y Vida, Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de los Apóstoles, Sacerdotes Diocesanos, Hijas de Jesús, Movimiento MEJ, Misioneros del Verbo Divino, Hermanas Misioneras Redentoristas, María Manfredi, Hermanas de San Francisco de Sales, Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, Movimiento Consolación para el Mundo, Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, Hermanas de la Sagrada Familia de Urgel y Hermanas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad.

Una misión compartida, un solo corazón
En el barrio Argüello, la misión tuvo un fuerte acento en el encuentro con los niños. Cada jornada se colmó de risas, canciones y juegos preparados por las hermanas del Movimiento de la Palabra de Dios, que acompañaron con creatividad y ternura.

En cada casa, en cada calle, los misioneros llevaron palabras de consuelo, gestos de cercanía y bendiciones compartidas. También hubo momentos de adoración, oración y encuentro comunitario, donde se sintió viva la presencia del Señor en medio del pueblo.

En Nuestro Hogar 3, los misioneros encontraron una comunidad abierta y hospitalaria: "Fue una casa de puertas abiertas, tanto por parte de quienes nos recibieron como de los que compartimos la misión. Visitamos familias, conocimos más de cerca el barrio, compartimos momentos de formación y de fraternidad. Fueron días de mucha apertura al Espíritu, donde lo que iba surgiendo, lo llevábamos adelante con confianza".

También hubo encuentros con jóvenes y familias, actividades en espacios deportivos y celebraciones que reunieron a toda la comunidad. Uno de los momentos más significativos fue la procesión con Jesús Sacramentado, vivida con gran emoción.

"Fue muy intenso encontrarnos con personas que quería tocarlo, rezar, sentirlo cerca. Experimentamos a un Dios que camina las calles, que se deja encontrar", compartió otra misionera.


La hermana Raquel resumió con sencillez lo que muchos experimentaron: "La misión fue una experiencia gozosa de la presencia de Dios en mi vida. Fui misionada con el testimonio de familia, fraternidad, esperanza y alegría en medio de tanta vulnerabilidad y sufrimiento. Dios me mostró su ternura en cada rostro, en cada gesto. Doy gracias por haberme llamado a vivir esta experiencia que me renovó en la alegría de mi vida consagrada".

La Madre María Jacqueline, del Oratorio Mariano, también compartió su testimonio: "Vivimos días de cielo, donde reinó la unidad del amor profundo de los hermanos que aman a Dios y al prójimo. Cada visita, cada oración, cada niño que jugaba y reía, fue un signo de ese Jesús que camina nuestras calles, que se detiene para bendecir, para consolar, para animar. Esta misión fue un preludio de la Iglesia unida y misionera que anhelamos y necesitamos".

Una Iglesia en salida, unida en la misión
Durante la misión, también acompañaron el cardenal Ángel Rossi SJ y los obispos auxiliares monseñor Alejandro Musolino SDB y monseñor Horacio Álvarez, quienes compartieron momentos de oración, diálogo y agradecimiento con las comunidades locales.

La Comisión Arquidiocesana de Animación Misionera (CAAM) estuvo a cargo de la organización, el acompañamiento y el intenso trabajo previo que esta misión implicó. 


Estos cuatro días fueron, como coincidieron muchos, una verdadera fiesta de fe, fraternidad y esperanza, una muestra viva de la Iglesia en salida, cercana, alegre y misionera.

Los frutos de esta experiencia quedarán sembrados en cada corazón, en cada familia visitada y en cada consagrado que volvió renovado a su comunidad.+