Martes 30 de abril de 2024

La asamblea sinodal prepara la síntesis final destacando el lugar de las comunidades

  • 23 de octubre, 2023
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Los participantes destacan la importancia de traducir las nuevas dinámicas en la vida diaria de la Iglesia.
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Los participantes en el Sínodo de los Obispos iniciaron hoy el debate sobre la carta final y el documento que resume los trabajos de la asamblea, señalando la necesidad de traducir esta experiencia en la vida de las comunidades católicas.

“La sinodalidad es el modo de ejercer, de vivir la comunión”, dijo a los periodistas, el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena (Austria) y miembro del Consejo Ordinario del Sínodo de los Obispos, durante la rueda de prensa diaria en la que se informa sobre los trabajos de la asamblea sinodal en curso en el Aula Pablo VI.

Los trabajos harán una pausa durante las próximas 36 horas, antes de las cinco reuniones generales, entre el miércoles y el sábado, y un período de trabajo en grupo, para debatir la síntesis concluyente del trabajo, que comenzó el 4 de octubre.

Hasta el sábado se extiende la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, con el tema 'Hacia una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión'; Francisco decidió que tendrá una segunda etapa, en 2024.

“El método es, ante todo, escuchar”, indicó el arzobispo de Viena, para quien esta sesión representó una experiencia “muy positiva”, con una mayor participación de los laicos, al intervenir en un “Sínodo episcopal con amplia participación”.

"El punto esencial, me parece, es repensar la gran visión de la Iglesia" presentada por el Concilio Vaticano II (1962-1965), presentada como un "misterio", antes de su constitución jerárquica, añadió el cardenal Schönborn, y consideró que “la sinodalidad es caminar juntos, es la vida de comunión eclesiástica”, que se fundamenta en el Bautismo

En su intervención, destacó que Europa “ya no es el centro principal” de la Iglesia católica y lamentó la falta de un mensaje “común” del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) sobre la difícil situación de los inmigrantes y refugiados.

Por su parte el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de la Ciudad de México y presidente delegado del Sínodo, habló a los periodistas sobre su experiencia en asambleas anteriores, desde la de la familia hasta la de los jóvenes, pasando por la de la Amazonia, que mostró la importancia de las nuevas generaciones.

“Estoy convencido de que la fe se puede transmitir a través de los propios jóvenes, que ya la viven”, sostuvo.

El prelado mexicano indicó que la prioridad es concretar el trabajo de la asamblea sinodal, “poniendo en práctica lo que venimos diciendo que debe ser la Iglesia”.

El cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella (Francia), señaló a su turno que hay un momento "decisivo" al final de esta primera sesión, señalando "cuestiones abiertas" y "divergencias", que requieren mucho trabajo.

La agenda del lunes comenzó en la Basílica de San Pedro, con una misa presidida por el cardenal Charles Bo, arzobispo de Yangon (Myanmar) y presidente de la Federación de Conferencias Episcopales Asiáticas, quien invitó a emprender un “camino sinodal de fe, con la convicción de que Dios nunca comete errores”.

“En este Sínodo, una de nuestras mayores preocupaciones es el legado que dejaremos a la próxima generación”, señaló.

En el Auditorio Pablo VI, el padre Timothy Radcliffe, religioso dominicano, presentó una meditación sobre el “período de germinación” del Sínodo, en alusión a los meses que separan las dos sesiones de esta asamblea.

Esta “espera activa”, añadió, va en contra de lo que se espera en una cultura que es “a menudo polarizada, agresiva y desdeñosa con las opiniones de los demás”.

La hermana María Grazia Angelini, que codirigió el retiro espiritual de preparación al Sínodo con el padre Radcliffe, sostuvo que esta primera sesión fue “un acto profundamente subversivo y revolucionario” del Espíritu Santo, para una reforma de la Iglesia.

Después de estas dos meditaciones, Ormond Rush, profesor asociado de religión y teología en el Instituto de Religión e Investigación Crítica de la Universidad Católica Australiana, presentó una reflexión sobre el Concilio Vaticano II (1962-1965) y el Sínodo actual, “una síntesis de su visión del futuro de la iglesia”.

Citando al entonces joven experto Joseph Ratzinger, que se convertiría en Papa Benedicto XVI, Rush subrayó que "la tradición no sólo debe ser considerada afirmativamente, sino también críticamente", admitiendo que se trata de un factor de "tensión" en el debate teológico.

La asamblea sinodal, presidida por el Papa, cuenta con 365 electores, entre ellos 54 mujeres, a los que se suman, sin derecho a voto, 12 representantes de otras Iglesias y comunidades cristianas (delegados fraternos), ocho invitados especiales, y colaboradores de la Asamblea General y de la Secretaría del Sínodo.

El trabajo se desarrolló en torno a las cuatro partes del Instrumentum Laboris (IL), antes del debate concluyente. Este IL fue elaborado a partir del material recopilado durante la consulta global con las comunidades católicas, en particular los documentos finales de las siete asambleas continentales, que tuvieron lugar entre febrero y marzo de este año: África y Madagascar (SECAM), América Latina y el Caribe ( CELAM), América del Norte (EE.UU./Canadá), Asia (FABC), Europa (CCEE), Oriente Medio (con la contribución de las Iglesias católicas orientales) y Oceanía (FCBCO).+