Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Buenanueva alentó a las comunidades educativas ante los nuevos desafíos

  • 19 de febrero, 2021
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, saludó a las comunidades educativas en el comienzo de clases.
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En el comienzo de un nuevo ciclo lectivo, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, saludó a las comunidades educativas de los colegios parroquiales de la diócesis.

“Estamos iniciando un año lectivo. Tenemos que reconocer que el 2020 ha sido particularmente desafiante para nosotros y para la tarea educativa que ustedes cumplen”.

“La pandemia con este aislamiento, distanciamiento social, afectó muchas actividades de las personas, de las familias, de nuestras comunidades cristianas, pero tuvo un impacto particular en nuestros colegios, en las comunidades educativas, tanto en este caso que estamos hablando aquí, las comunidades de los colegios católicos, pero también en la educación de gestión pública lo hemos visto”.

“Soy consciente, me consta el enorme y valiosísimo esfuerzo que familias, docentes y alumnos han hecho a lo largo del 2020 para llevar adelante la tarea educativa. Es verdad: nuestros colegios estuvieron de algún modo cerrados, las aulas no estuvieron pobladas de alumnos y de esa tarea cotidiana que significa la educación”.

Sin embargo, destacó que tarea educativa en este año 2021 aparece con una opción muy fuerte y muy valiosa de parte del gobierno escolar, tanto nacional como aquí, en la provincia de Córdoba, de relanzar el proceso educativo, seguramente combinando momentos presenciales acotados, de acuerdo a los estrictos protocolos para cuidarnos, seguir cuidándonos entre todos, y alternando esta presencialidad con otras formas de educación que parece que ya hemos adquirido y que tienen que ver con el uso de las nuevas tecnologías”.

En ese sentido, consideró que “como discípulos de Cristo, como su Iglesia, que para educar, para llevar adelante la misión educativa que es entrañable, forma parte de la misión esencial de la Iglesia el ofrecer el Evangelio como inspiración para el camino educativo de niños, niñas y adolescentes, este desafío se plantea para nosotros especialmente desafiante”.

“En el corazón del humanismo cristiano, que se inspira en el Evangelio, que inspira todos los carismas y familias educativas que están presentes en la Iglesia, también en nuestra diócesis, lo fundamental es el vínculo que se establece por la finalidad educativa con los niños, niñas y adolescentes, con sus familias, con los docentes, con toda la comunidad que se constituye en cada colegio”, aseguró.

“Una verdadera comunidad cristiana, como ya lo he dicho antes, así como están las parroquias, así como están los grupos pastorales, también las comunidades educativas católicas son verdaderas comunidades cristianas, donde se anuncia y se transmite la fe, donde se la celebra, donde se ayuda sobre todo a las personas a crecer en su propia vocación y misión”.

“Aquí se ubica el desafío educativo”, señaló el obispo: “Transmitimos conocimientos pero sobre todo transmitimos una forma de vivir, una forma de estar parados en la vida”. 

“Los que somos adultos y nos involucramos en la educación, porque somos directivos, docentes, padres, les queremos transmitir a las nuevas generaciones aquel conjunto de verdades, de valores, de virtudes que a nosotros nos han enseñado a vivir, para que ellos asuman este conjunto, pero no como quien recibe algo, un paquete cerrado, sino con la creatividad del espíritu humano y de las nuevas generaciones que se insertan en esa cadena ininterrumpida de transmisión de la vida de la fe y de los valores que nos enseñan a vivir, pero se insertan con una creatividad que es propia de las nuevas generaciones”.

En esa línea, afirmó que “todos tenemos un rol intransferible fundamental: los que cumplimos un papel docente o directivo, de hacer lo nuestro con el empeño, con la creatividad que hemos mostrado hasta ahora, especialmente en estas circunstancias difíciles; pero los chicos, las nuevas generaciones, asumen todo esto con una mirada puesta en el futuro, cuidando de no despreciar esa gran tradición de fe, de amor, de familia, de valores, virtudes y criterios que reciben pero adaptándolos y actualizándolos al hoy de sus jóvenes vidas”.

Por último, el obispo propuso a las comunidades cristianas, también a los colegios, “hacer un conjunto de visitas pastorales más breves a lo largo del año, para tomar un poco el pulso de cómo está nuestra diócesis en este momento tan particular que estamos viviendo, no sólo como Iglesia aquí, en San Francisco, sino como toda la humanidad que vive esta prueba de la pandemia”, concluyó, con su bendición y el deseo de un buen año de trabajo.+