Jueves 18 de abril de 2024

Mons. Buenanueva: "¡Tenemos esperanza! ¡Celebremos Navidad!"

  • 21 de diciembre, 2020
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, envió un mensaje de Navidad a los fieles.
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El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, saludó a los fieles con motivo de la Navidad. 

“El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz: sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz […] Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado”, citó el obispo. “Cada Nochebuena escuchamos estas palabras del profeta. Cada Nochebuena experimentamos cuánta potencia de esperanza las impregna. Cada Nochebuena nos dice algo nuevo y definitivo. Esta Nochebuena 2020 también”. 

“En medio de la oscuridad que reina hoy en el mundo herido por la pandemia, la voz del profeta que anuncia al Niño por nacer de la Virgen madre nos devuelve a la esperanza”, afirmó. “En cada niño o niña que crece en el vientre materno resuenan los latidos del corazón del Emanuel, del Niño Dios: Jesús, el hijo de María”.  

Y citando la encíclica Fratelli tutti, recordó: “Hay un reconocimiento básico, esencial para caminar hacia la amistad social y la fraternidad universal: percibir cuánto vale un ser humano, cuánto vale una persona, siempre y en cualquier circunstancia”.

“Cada Nochebuena el Niño que María da a luz ante la mirada absorta de José nos trae ese reconocimiento desde el corazón mismo de Dios”, aseguró. “No. No somos fruto caprichoso del azar, ni estamos destinados a la nada”, aclaró. 

Ese Niño, sostuvo, “grita al mundo con su llanto: somos fruto del amor de un Dios que sueña con cada uno de nosotros, que está siempre de nuestro lado y que hace suyos nuestros sueños e ilusiones, tanto como nuestros sufrimientos e impotencias”. 

“Ese Niño nos dice, desde su fragilidad de recién nacido, que cada uno de nosotros valemos por lo que somos. Esa fragilidad es una invitación al reconocimiento, el cuidado y la ternura”, consideró. “Desde la humildad del pesebre, ese Niño nos invita a estrechar nuestros vínculos, a reconocernos como peregrinos que caminan juntos. No. No estamos solos. Somos familia. Somos comunión”. 

“Ese Niño nos hace hijos y hermanos. Nos devuelve la confianza en la humanidad, redimida por la gracia de Dios y encaminada hacia la Luz que no tiene fin, la bienaventuranza eterna, el cielo”. 

“Con María y José tomemos a Jesús en nuestros brazos. Como cada niño que nace o por nacer, el Niño del pesebre nos devuelve a la verdad de la vida: somos hermanos”, concluyó. 

“¡Brilla la luz en medio de estas sombras! ¡Tenemos esperanza! ¡Celebremos Navidad!”, animó.+