Mons. Carrara: 'Servidores de la dignidad humana y la comunidad nacional'
- 26 de mayo, 2025
- La Plata (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de La Plata presidió el tedeum en la catedral y ante el gobernador Áxel Kicillof. "Es necesario apelar a un proyecto que ponga en el centro la dignidad de cada persona humana", manifestó.

El arzobispo de La Plata, monseñor Gustavo Carrara, presidió el domingo 25 de mayo el tedeum en la catedral platense por el 215° aniversario del primer gobierno patrio. Estuvo acompañado por el obispo auxiliar, monseñor Jorge González; el párroco del templo, presbítero Hernán Remundini y el presbítero Santiago Rocca.
Participaron de la ceremonia, representantes de otros cultos y confesiones religiosas; el gobernador bonaerense Axel Kicillof; la vicegobernadora Verónica Magario; la jefa de Asesores del Gobernador, Cristina Álvarez Rodríguez; el intendente de La Plata, Julio Alak; y el jefe comunal de Berisso, Fabián Cagliardi; entre otras autoridades provinciales y municipales y fieles de las comunidades.
En sus palabras, monseñor Carrara agradeció a Dios Creador "por habernos regalado la patria que habitamos. Y este año lo hacemos en el Jubileo de la Esperanza".
Al servicio de la dignidad humana
"El mensaje del amor de Dios que nos salva -dijo- es inseparable del mensaje de la inmensa dignidad de cada ser humano. Como nos recordaba Francisco: 'Identificándose con los más pequeños de la sociedad', Jesús aportó la gran novedad del reconocimiento de la dignidad de toda persona, y también, y, sobre todo, de aquellas personas que eran calificadas de 'indignas'".
El prelado recordó que "en la encíclica Fratelli tutti, Francisco quiso reforzar la convicción de la dignidad inalienable de toda persona humana más allá de toda circunstancia. Esta expresión significa que no existe ninguna circunstancia que haga que una persona sea de menos valor. De hecho, su dignidad sigue siendo inmensa e inviolable en cualquier contexto, en cualquier situación. El valor inmenso y sagrado de cada persona humana".
Aseguró, además, que "todos los que detentamos algún tipo de poder, tenemos que ponernos al servicio del bien común, especialmente de aquellos que están más heridos en su dignidad, y hacerlo al modo de Jesús que se abajó para lavarnos los pies".
"Servir es fundamentalmente cuidar con ternura, y defender con firmeza, la fragilidad de nuestro pueblo. A la vez ese camino de servicio es fuente de alegría para quien se decide a transitarlo, aún en medio de las dificultades, incomprensiones, e incluso persecuciones", subrayó.
Al servicio de la comunidad humana
Aclaró, asimismo, que "la dignidad que tenemos nos da derecho a ser felices, o a intentar al menos ser felices. Ahora bien, los seres humanos no podemos alcanzar la felicidad solos. Somos seres sociales, necesitamos de vínculos, de relaciones. Existir es convivir. Necesitamos de la comunicación y de la comunión, nuestro corazón anhela la comunidad humana".
Y señaló: "La primera comunidad humana es la familia. Hasta el mismo Dios quiso nacer en una familia hace 2025 años. Es verdad que no existe la familia perfecta. Cada familia tiene sus problemas y también sus grandes alegrías. En ella cada persona es valiosa porque es distinta a las demás, cada uno aporta lo suyo. Y ante las dificultades es imprescindible el diálogo y el perdón".
"Además de la familia -dijo- aparecen otras formas históricas y concretas de comunidad humana. Son núcleos humanos que se reúnen en la búsqueda de un bien común particular. Son las llamadas asociaciones intermedias, y pueden ser de índole religiosa, cultural, política, económica, etc. Cada uno contribuye según su fin al cuidado de la dignidad de la persona humana y la búsqueda de la felicidad".
Expresó que "si el servicio es fuente de alegría, el pertenecer a una comunidad también lo es. Por eso es necesario apostar por las acciones que fortalecen la vida comunitaria, que integran a las personas en una comunidad, y de este modo seguir organizando la esperanza".
Al servicio de la comunidad nacional
En tanto, se refirió a que "una presencia inteligente del Estado debe velar por la dignidad de las personas, la igualdad de todos los ciudadanos, y ayudar a su participación plena en la vida de la comunidad".
"Es necesario apelar a un proyecto que ponga en el centro la dignidad de cada persona humana y el bien común, y que conciba la economía como la adecuada administración de nuestra casa común, evitando endiosar al dinero", enfatizó.
Finalmente, monseñor Carrara recordó que "este año se cumplen cuarenta años de aquellas primeras elecciones legislativas del retorno de la democracia. Y este año volvemos a votar. Siempre un acto eleccionario es un valioso momento democrático, por eso es muy importante que todos podamos participar, y que luego nos sintamos realmente interpretados y representados por las leyes que se voten".+