Mons. Castagna: 'La Verdad es agredida por el error y el bien por el mal'
- 14 de noviembre, 2025
- Corrientes (AICA)
"La confianza en la presencia inspiradora de Jesús, resuelve el estado de desconfianza que amenaza prevalecer, sobre todo en circunstancias particularmente críticas, como las actuales", planteó.
Sugerencia para la homilía de monseñor Castagna
Monseñor Domingo Castagna, arzobispo emérito de Corrientes, consideró que "la persecución y la cárcel constituyen providenciales ocasiones para dar testimonio de Cristo".
"Los poderes del mundo promueven todo tipo de persecución contra los testigos de la fe", advirtió y afirmó: "Jesús no disimula la gravedad y las tácticas, que el mundo opone a ese testimonio evangelizador".
"Su presencia segura garantiza la victoria final del poder redentor de Cristo: de la gracia contra el pecado y de la Vida contra la muerte", puntualizó.
El arzobispo señaló que "la perspectiva que Jesús despliega a sus seguidores es aparentemente desalentadora".
"La confianza en su presencia inspiradora, resuelve el estado de desconfianza que amenaza prevalecer, sobre todo en circunstancias particularmente críticas, como las actuales", concluyó.
Texto de la sugerencia
1.- Cristo padece la condición humana para redimirla. Jesús percibe las desilusiones humanas como una experiencia válida, que Él debe sentir para que su humanización sea plena mediante la Encarnación. Padece la condición humana, para redimirla. De otra manera no se entienden los sufrimientos causados por la crucifixión. Padece, por amor al Padre y a los hombres, la naturaleza humana que asume. La fe nos permite sufrir con Él lo que padeció por nosotros. El esplendor del Templo, contemplado por sus discípulos, está destinado a opacarse por causa de una inminente destrucción: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". (Lucas 21, 6) Su Resurrección consistirá en la reparación de la vida, temporalmente destruida por la muerte. Jesús se refiere a lo significado mediante los signos de la vida y de la muerte. El Templo que cada persona edifica de sí, en vista a su original modelo, es reparable por la acción del Espíritu que en Cristo es resurrección. La conclusión del año litúrgico 2025 vuelve a repetir que los ciclos temporales aproximan, a quienes lo decidan, a la perfección de la Resurrección. Cristo es "el Hombre que Dios quiere de los hombres". Durante todo el año, la Iglesia ha presentado - ese ideal único - como meta de perfección. Al mismo tiempo, ha ofrecido la gracia de Cristo para su logro. La conversión a la Palabra, insistentemente predicada desde la era apostólica, es el origen y sendero obligado a la santidad como perfección humana. El pecado ha deformado - "al Hombre (Cristo) que Dios quiere de los hombres" - en muchos hombres. Los ciclos no acaban con la historia humana, marcan su importancia y trascendencia. Es hora de retomar su ritmo y ofrecerle la novedad del Evangelio, para su reconstrucción definitiva. El avejentamiento causado por el pecado produce un deterioro expuesto en las principales manifestaciones de la vida en sociedad. De él proceden todos los males que aquejan hoy al mundo y que cierran todas las sendas a la verdad, urgentemente reclamada. Las circunstancias actuales evidencian su gravedad.
2.- El engaño de los falsos profetas. Junto a su enseñanza profética el Maestro previene contra el engaño de los falsos profetas: "Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El tiempo está cerca". No los sigan." (Lucas 21, 8) La tentación de suplantarlo procede del demonio. Los signos de sus intentos son inocultables para quienes escuchan las oportunas advertencias del Maestro. La obediencia a su voluntad rige los comportamientos humanos más destacados. El descuido en el conocimiento de la voluntad de Dios es un mal que contamina las aparentes mejores intenciones. Jesús se atribuye la misión de llamar la atención de una población humana aletargada. Los Apóstoles viven la amarga experiencia de ese aletargamiento: "Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro: "¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora? Estén prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil." (Mateo 26, 40-41) La advertencia del Maestro, cobra particular relevancia en las actuales circunstancias. Distraerse de Dios es un mal generalizado en este mundo, que vive su extroversión como normal. La misión de Cristo, transmitida a los Apóstoles y, en ellos, a su Iglesia, es recuperar la atención del mundo hacia el Padre Dios. No consiste en una frágil convicción religiosa sino en una filosofía de vida. Dios es imprescindible para una humanidad dispuesta a recorrer y escribir su propia y auténtica historia. De otra manera se produce un movimiento "a los tumbos", que concluye en el caos. La situación de innumerables personas se identifica con ese "movimiento caótico". El propósito de salvar lo que estaba perdido es fruto de la misericordia divina, encarnada en el Misterio de la Pascua: muerte y resurrección del Hijo de Dios e Hijo del hombre. El año 2025, que llega a su término cronológico, ha sido una sucesión de celebraciones eclesiales, iniciadas con el Adviento y concluidas con la Solemnidad de Cristo Rey. Es propio de dichas celebraciones el intento de renovar la vida cristiana. El deterioro que la frivolidad y las diversas expresiones del pecado, vienen definiendo los diversos acontecimientos de la vida moderna, ya no se ocultan; constituyen el "credo" diabólico del ateísmo, y del culto a la indiferencia sin alma y sin corazón.
3.- La fe es el don que reciben exclusivamente los humildes. En una sociedad "sin religión y sin fe" se producen los más aberrantes delitos. Enumerarlos abre espacios sin oxígeno espiritual, que convierten la vida social en ambientes de enorme toxicidad. La palabra magisterial del Papa Francisco, en su Encíclica "Laudato Si", apunta a crear conciencia viva, en todos los hombres, de que Dios es el Ser Necesario. Jesús manifiesta a Marta de Betania que una sola cosa es necesaria. Que, en labios de San Agustín, el corazón humano no logra su descanso sino en Dios. El agnosticismo, muy común entre destacados intelectuales ? filósofos, poetas y periodistas - constituye su expresión más seductora e inconsistente. La religiosidad no es de exclusivo consumo para los más pobres y académicamente menos favorecidos. La fe es el don que reciben los humildes, sean ricos o pobres, sabios o académicamente ignorantes. Es el don de Dios, que introduce a los creyentes en el conocimiento de la Verdad. Cristo es la Verdad, revelada por el Padre, cuyo destinatario es el hombre, en Él adoptado por el mismo Dios, a imagen del Verbo encarnado en el seno virginal de María. Al acercarnos al Misterio que celebramos se produce una irresistible exigencia a sumergirnos en ese Misterio y conformar nuestra vida con sus términos. Así lo entendió San Pablo, a partir de su asombrosa conversión en Damasco: Jesús, a quien perseguía desaforadamente, lo elige para ser uno de sus principales Apóstoles. Desde entonces, emprende y profundiza el conocimiento de su "Perseguido", hasta constituirlo en su Maestro y Verdad. Simultáneamente, el Templo no sólo es imagen del Cuerpo glorificado de Cristo sino también, un Lugar sagrado, donde se celebra el Culto perfecto, que da gloria a Dios y santifica a quienes acuden a él. Grandes Pastores, como San Ambrosio y San Agustín, reunieron allí al Pueblo de Dios, para celebrar el Misterio que salva al mundo y restablece ? gracias a él - la Verdad. La Palabra de Dios, proclamada en sabrosas homilías, ocupa un lugar preferencial, ya desde los primeros siglos de la Iglesia, particularmente cultivada por los Padres, tanto latinos como griegos. El esmero meticuloso en la preparación y exposición de la Palabra, predomina en los escritos de San Agustín, San Anselmo y San Juan Crisóstomo. Han dejado un legado de innegable valor doctrinal y mistico a la posteridad, conformada por grandes Santos e insignes teólogos.
4.- La Verdad es agredida por el error, y el bien por el mal. La persecución y la cárcel constituyen providenciales ocasiones para dar testimonio de Cristo. Los poderes del mundo promueven todo tipo de persecución contra los testigos de la fe. Jesús no disimula la gravedad y las tácticas, que el mundo opone a ese testimonio evangelizador. Su presencia segura garantiza la victoria final del poder redentor de Cristo: de la gracia contra el pecado y de la Vida contra la muerte. La perspectiva que Jesús despliega a sus seguidores es aparentemente desalentadora. La confianza en su presencia inspiradora, resuelve el estado de desconfianza que amenaza prevalecer, sobre todo en circunstancias particularmente críticas, como las actuales.+
