"La práctica piadosa de la oración y, especialmente la Eucaristía nos convierten en beneficiarios más que en benefactores. Oremos generosamente por nuestros hermanos difuntos", pidió el arzobispo.
"Introducir la humildad, como virtud básica para la sabiduría, debiera ocupar un lugar preferencial en todo sistema educativo", planteó el arzobispo emérito de Corrientes.
"Sin temor a exagerar podemos afirmar que, nuestra infantil insistencia, enternece el Corazón de Dios. Quienes se hacen como niños son atendidos sin demora por el Padre", sostuvo el arzobispo.
"La condición para ser acreedor de la gracia es la fe. La misericordia y el perdón se logran mediante la fe en la persona de Jesús", recordó el arzobispo emérito de Corrientes.